Una pelea que se cocinó -no podía ser de otra manera- a fuego lento en redes sociales y terminó por explotar con las últimas declaraciones de Javier Milei respecto de su par colombiano. Gustavo Petro integró el M19 un movimiento guerrillero pero no hay constancias de que fuera un asesino
En enero de 2024, Javier Milei con un mes de gobierno le dijo a Patricia Janiot de NTN24 un canal de noticias colombiano mientras la cámara lo apuntaba: “(el presidente de Colombia, Gustavo) Petro es el comunista asesino que está hundiendo Colombia”.
Los de CNN -que no son tontos- vieron un potencial frente de conflicto que ya se venía gestando desde 2023, cuando el mismo Petro tomó partido en las elecciones argentinas y por Twitter solo tenía palabras de apoyo al candidato kirchnerista Sergio Massa y repudiaba con todas sus fuerzas a Milei.
El primer hecho fue la felicitación pública de Petro a Massa tras su victoria en la primera vuelta presidencial en octubre y en la que, sin nombrarlo, el presidente colombiano se refirió en lo que para él era una dicotomía innegociable, entre dos caminos que no podrían cruzarse.
Sí, Petro asimiló a Milei con los dictadores Pinochet y Videla, mientras él mismo se lleva de maravillas con su par Nicolás Maduro, alguien que no se destaca precisamente por sus virtudes democráticas en Venezuela.
Y, claro, después Mauricio Macri y Patricia Bullrich se unieron a Milei y a fines de noviembre el 56% de los argentinos dio su apoyo al enemigo de Petro. ¡Para qué¡
Petro volvió a recurrir a Twitter y fustigó la elección argentina.
Como lo dice el periodista colombiano Mario Alejandro Rodríguez, “el rompimiento de relaciones es un hecho y ratifica el cruce mediático en el que se han visto envueltos ambos gobernantes, de polos opuestos: uno, de corte progresista y amigo del kirchnerismo, que gobernó entre 2019 y 2023 con Alberto Fernández; mientras el otro con una propuesta disruptiva, en la que le da valor al capitalismo puro y duro como el salvador de una economía devastada”.
Andres Oppenheimer, el periodista argentino que reside en Miami entrevistó a Milei para CNN y ahí éste lanzó su bomba para destrozar los pocos hilos del puente que mantenían unidos a Argentina y Colombia.
“Mucho no se puede esperar de alguien que era un asesino terrorista”, fue la frase que arrasó.
Pero en rigor, Milei debería revisar sus fuentes.
Si bien Petro participó desde muy joven en el M19, el movimiento guerrillero urbano de Colombia, no existen pruebas de que llevara a cabo asesinatos.
El M19 -a diferencia de las FARC que es rural y del monte- se movió mucho en las ciudades. Su golpe más cruel fue la toma del Palacio de Justicia en 1985 (pueden verse imágenes reales de TV en El patrón del mal), donde la toma de rehenes trajo aparejado un fuerte contrataque del Gobierno y con el Ejército al frente se produjo una batalla con un centenar de víctimas. Por este delito, Petro fue condenado a la cárcel. Y quizá pesa el estigma de que estuvo en un hecho delictivo criminal y sedicioso.
El detalle es que la Justicia colombiana determinó -luego- que Petro en el momento del ataque se hallaba detenido y recluido en una prisión y mal podía haber participado del ataque y perpetrado crímenes.
El último paso diplomático es de forma. “El Gobierno de Colombia ordena la expulsión de diplomáticos de la embajada de Argentina en Colombia. El alcance de esta decisión se comunicará a la Embajada argentina por los canales institucionales diplomáticos”, expresó la Cancillería en sus canales oficiales, de la misma forma en la que indicó que Milei ofende al mandatario colombiano, “y afecta las históricas relaciones de hermandad”.