Kate Middleton empezó de la peor manera 2024. En enero se operó y descubrieron un cáncer en su zona abdominal. Y su suegro, el rey Carlos ya viene peleando contra el cáncer de próstata. Muchos piensan que puede afectar la monarquía. Otros, lo contrario: la gente empatiza con reyes y princesas que se vuelve humanos
Kate Middleton venía de una familia clase media alta británica. Sin demasiados contactos con la realeza pero portaba una belleza que deslumbraba en su juventud. Según The crown, la costosa serie de Netflix, se cruzó una vez con William el hijo mayor de la malograda Diana Spencer cuando ambos eran adolescentes. Y allí se le prendió la lamparita… ¡a su madre!
Como dicen los argentinos… vio onda entre los pibes (eran muy jóvenes). La madre empezó a rastrear los movimientos reales del pobre huérfano de Diana y se enteró que estaría unas vacaciones en Chile. Hacia allí envió también a su hija para ver si ayudaba al destino de que los jóvenes pudieran cruzar sus caminos. No pudo ser.
Luego se enteró en qué facultad iba a estudiar William y allí inscribió a su hija. Ella (la chica) no estaba interesada en él ni en la carrera pero aceptó el desafío de su madre. Y allí, en la Universidad de Saint Andrews, en Escocia al fin compartirán momentos.
Hay un detalle (no menor) ella aún estaba de novia con otro chico y su candidato hasta visitaba la casa de los padres de Kate.
Y él -que es la viva imagen de su madre fallecida en 1997- se fija naturalmente en Kate. “Es la figurita difícil”, le advierten sus compañeros de clase. “No creo que puedas conquistarla fácilmente”.
Pero como dice el meme con la foto de Brad Pitt: “Si te gusta una mujer, simplemente háblale. Ella querrá salir contigo enseguida. A mi, siempre me funciona”.
Y aunque William no es Brad Pitt, ocurrió.
El rey Carlos III tardó muchos años (demasiados) hasta llegar a la corona. Todo lo contrario de su madre, la reina Isabel (en inglés Elizabeth) quien tuvo que asumir el reinado apenas recién casada y mientras vivía una perpetua vacación en la isla de Malta: su marido un hombre de la marina británica hacía sus prácticas allí. Todo cambió en un segundo. Al padre de Isabel le habían sacado un pulmón y venían remándola hasta que se fue. Isabel fue convocada y desde allí, fue la reina inglesa que más años estuvo al frente de Gran Bretaña. Su primer hijo aguardaba y aguardaba. Centenaria ya, Isabel también demostró que era humana y partió tras ¡setenta años! (sí, leyó bien, 70) en el trono en 2022.
Sí, ahí se lo ve a Carlos en la asunción de su madre al reinado. Nunca hubiera imaginado que para sucederla tendría que esperar siete décadas. Es que Isabel era una inglesa sana y de costumbres sencillas. Sólo (se descubrió al final) le gustaba empinar el codo en las nochecitas. Algo por demás humano como hacen miles y millones de personas en el mundo. Así, antes de la cena bebía champagne y dubonnet (aperitivo francés a base de vino fortificado). Y nunca abandonó el placer por el gin tonic, algo que había empezado en la década del 50.
Carlos con sus avatares amorosos, llegó al frente de la monarquía hasta ¡con problemas en los dedos! Se le hinchaban y quedaban como un manojo de chorizos.
Pero el reto más duro fue su cáncer de próstata. Y empezó el tratamiento.
Ahora, hay que volver con la nuera.
Los antropólogos han estudiado diferentes culturas y en todas funciona más o menos igual: la mujer debe ser y parecer capaz de tener buenos y robustos hijos y el hombre deberá ser y parecer capaz de generar recursos y proteger a su prole.
Ambas condiciones estaban dadas y la pareja se anunció apenas iniciado el siglo XXI, pero tuvieron idas y vueltas hasta que se comprometieron en 2010.
Él, el nenito de cara buena, cargaba (y con toda razón) con un resentimiento contra la prensa, en especial contra los paparazzi a los que sindica como autores de la muerte de su madre. Razón no le faltaba.
Sin embargo, una vez casados, Kate y William han llevado una vida ejemplar a los ojos del mundo. Han traído al mundo tres hijos preciosos y hasta su niña, la princesa Charlotte quedará en la línea sucesoria para poder ser reina en el futuro
Han tenido una cintura y una habilidad únicas para esquivar los embates de una prensa agresiva y que no suele detenerse ante los monárquicos.
España -por poner contraste- no permitió nunca publicar lo que todos sabían: que el entonces rey Juan Carlos (padre del actual monarca) era un don juan empedernido y que se repartía por todas las alcobas de Europa (no hacía distingos entre mujeres nobles y plebeyas). Eso no se podía divulgar. En cambio, en Inglaterra los medios difunden todo y sin contemplaciones: son capaces de pagar por una grabación ilegal donde el rey Carlos (entonces príncipe) le decía a su amante Camila (adúlteros ambos) que quería ser su tampón (?!).
A todo eso se impusieron Kate y William (o, si prefiere la versión de revista española, Catalina y Guillermo).
Hasta que llega 2024
En todos estos años de convivencia, no hubo casi amarillismo que se ocupara de la pareja. Más allá de una no confirmada aventura extra marital de él, nada se supo. Hasta que empezó este 2024.
El rey Carlos III empieza su tratamiento contra el cáncer de próstata y ella en los primeros días de enero se interna en una clínica para hacerse una intervención quirúrgica abdominal.
EL problema -lo contó ella misma- fue que al abrir la panza, los médicos vieron un panorama que les hizo sospechar algo malo.
Y desde allí se sucedieron las versiones y fakes por igual. Ella desapareció de los flashes y nadie habló más en forma oficial.
El domingo 10 de marzo es el día de las madres en el Reino Unido. Y como no se la solía ver, a Kate se le ocurrió publicar una foto con sus tres niños.
Al fin los medios tenían donde morder a la realeza. En la imagen se la veía a ella en una hermosa toma con sus tres hijos, todos sonrientes. El problema fue el ojo avizor de los editores de fotos: “Esto está tocado y editado”, advirtieron. Y la foto se transformó en el escándalo que la prensa británica estaba esperando desde hacía tres lustros.
No duró mucho, eso sí.
Casi inmediatamente, Kate aclaró que suele editar las imágenes (ella es fotógrafa casi profesional) y conoce las técnicas para hacerlo. Pedia disculpas y listo. (hay una vieja frase atribuido a un monarca: “Un rey hace lo que quiere; luego vendrán los escribas y amanuenses que lo justificarán”).
Pero pasados apenas algunos días más, Kate vuelve a sorprender al mundo.
“Tengo cáncer”, dijo en un mensaje breve. “Voy a tratarme e intentar sanarme. Tengo los mejores médicos y las mejores drogas”. Ya está en quimio.
Y sí. Tiene apenas 42 años, es joven y fuerte. O sea, hay altas probabilidades de que pueda salir adelante.
Ni ella ni nadie han aclarado sobre qué tipo de cáncer se trata. Un médico especializado EEUU, entrevistado por la CNN, especuló que puede ser un cáncer de ovarios y que probablemente le hayan extraído los órganos reproductivos (histerectomía). Y que el tratamiento de quimio apunte a evitar que la enfermedad se extienda.
Su suegro y rey la felicitó públicamente por la forma de sobrellevar todo.
Muchos en el mundo se preguntan: “¿para qué sirve un rey? ¿para qué sirver la monarquía?”
En el propio Reino Unido (y su Commonwealth o comunidad de naciones donde están Canadá y Australia, por ejemplo) se plantean cada tanto.
Dicen que un militar como Oliver Cromwell fue capaz de imponer un gobierno republicano-dictatorial por cuatro años en Inglaterra tras decapitar al rey de entonces. Dicen que los ingleses se enojaron tanto con Oliver que no sólo lo echaron y lo mataron sino que el nuevo rey mandó sacar su cuerpo enterrado, ordenó decapitarlo (estaba muerto!!) y exhibir su cabeza (o lo que quedaba de ella) en una pica para que no volvieran esas locas ideas.
¿Para qué un rey (o reina), entonces?
Y la respuesta es sencilla. Los monarcas pueden parecer decorativos, se los usa para representar al país en algunos eventos importantes pero por sobre todo simbolizan al país en su totalidad. Constituyen una figura simbólica, sin poderes efectivos, en la que se recogen los principales valores y la identidad del país. Constituyen el alma de una nación y en los momentos difíciles pueden unir al pueblo.
En la serie The Crown muestran muchas voces cómo naciones fuertes como Australia buscan independizarse de Gran Bretaña, tal como lo hiciera la India en el siglo XX. Sin embargo, Diana y Charles viajaron hacia allá y el encanto de ella cautivó a los habitantes del país de los canguros y siguieron siendo súbditos de la realeza. Y hace pocos años ocurrió otro tanto con Canadá. Kate y William viajaron hacia allá y traspasaron el duro cuero de los canadienses. El país continuó siendo parte del Commonwealth.
¿Para que sirve un rey o una reina? Quizá la respuesta ya está sobrentendida y explicada en párrafos anteriores.
Fue el propio Manuel Belgrano quien impulsaba una monarquía para estas tierras. Luego de ver todo lo que ocurrió en los dos siglos siguientes a su muerte, tan errado no estaba, se puede decir…