Una impactante y masiva convocatoria rechazó el recorte presupuestario. Fue en Buenos Aires pero se replicó en la mayoría de las provincias. Se reclamó preservar la educación como factor de ascenso social. El gobierno intentó minimizar el golpe político. Algunos lo asimilan a la marcha del campo contra Cristina en 2008
La masiva marcha de repudio al recorte del presupuesto universitario ocupó un lugar protagónico en la agenda política, en los medios y en las redes sociales. Y también en las calles. Y su convocatoria no fue eclipsada por el mensaje en cadena nacional que el presidente había hecho la noche anterior para revindicar las virtudes de la austeridad fiscal.
Hubo reclamos pero la lectura oficial soslayó la importancia de este pedido y sólo se enfatizó el equilibrio fiscal (autofestejado la noche anterior por el propio presidente Javier Milei). “Llegamos tarde y mal, pero se liberaron los fondos a las universidades. Ya no hay tema, fue una marcha de la oposición que les salió bien, los felicitamos, pero a nosotros nos votaron”, repetían este martes por la noche en la Casa Rosada, después del cimbronazo.
Como señaló Ignacio Fidanza en La política online, “pero el conflicto sigue porque los fondos que giraron resuelven mal, apenas el diez por ciento del gasto de las universidades, que son los gastos de funcionamiento. Quedan afuera los salarios docentes, que acumulan una brutal pérdida del 36% del poder adquisitivo en los últimos cuatros meses”.
Y las respuestas desde Twitter y otras redes sociales fueron en ese sentido: ·”Lágrimas de zurdo”, puso Milei. “¿Le “politizaron” la protesta universitaria? Hola Milei, ser Presidente es el trabajo más político que existe. La oposición hizo lo que hacen las oposiciones: buscó y buscó, hasta que encontró un ángulo”.
Una juventud que ¿abandona al León?
Fernando Gutiérrez en iProfesional, agregó que hubo más costo político que beneficio fiscal: “Peor aun, el Presidente ya está viendo el fantasma de una merma en el apoyo de la juventud, el sector de la sociedad en el que basó su crecimiento político y su caudal electoral. Y, para colmo, en el debate se generó una posibilidad para que dirigentes políticos que habían perdido la conexión con la juventud universitaria y la clase media -desde Axel Kicillof hasta Martín Losteau, desde la cúpula sindical hasta Horacio Rodríguez Larreta-, recuperaran protagonismo y se sumaran a los reclamos”.
En Ámbito acotaron un detalle: la pérdida de liderazgos en la oposición puede hacer surgir uno nuevo desde el mundo estudiantil. “Con ‘la casta’ desorbitada, el movimiento estudiantil puede aportar nuevos liderazgos. El caso más cercano, el del actual presidente chileno, Gabriel Boric, líder de la revuelta universitaria de 2011 en el país trasandino. La generación de la protesta que cambió los paradigmas y que terminó llegando al poder”.
Es por eso que hay analistas políticos que ha trazado una analogía con el conflicto de Cristina Kirchner contra los productores sojeros en 2008. La ex presidente creía que peleaba contra la oligarquía terrateniente, pero la sociedad interpretó un ataque contra “el campo”. Es decir, contra un sector al que se percibe como el motor económico del país, además de reserva de valores como el esfuerzo y la permanente inversión para mantener el estatus de vanguardia mundial.
