Ya han transcurrido cuatro años de su partida. Fue en plena pandemia. Los homenajes empezaron a llegar tiempo después cuando el confinamiento aflojó.
El cacique mbyá Lorenzo Benítez alternaba San Ignacio con Posadas. En la capital, solía vérselo en la entrada del Banco Macro. Allí los paseantes apurados escuchaban los sones de su instrumento. Y quedaban pasmados. Falleció el 21 de mayo de 2020.
Algunos dicen que tocaba el rave y otros simplemente el violín. Lo que sí era cierto es que tenía un oído notable. Con 70 años, Lorenzo tenía otros dos apodos conocidos: Caraí y Yaguareté. Caraí (señor) de su comunidad, puesto que era el cacique de la pequeña aldea Ivy Poty en San Ignacio. Y Yaguareté porque le encantaba comer carne, particularmente asado. Y lo decía con una picardía única mientras abría su boca y pareciera que estaba degustando un pedazo de costilla o vacío. Sí, Geniolito, al igual que el tigre de las selvas misioneras amaba la carne.
En 2017 tocaba su séptimo violín. El primero que tuvo fue obsequiado por su patrón en la tarefa. “Él me llamó geniol, geniolito”, contó el cacique.“Era un alemán, Ignacio Vogel. Él me consiguió un violín, el primero que tuve. Tengo uno que quedó en mi casa. Está roto. Hubo otro que se me rompió, otro que me robaron.
Geniolito iba y le decía al patrón: “hoy no iré a la tarefa. Me duele el cuerpo y la cabeza”.
Y el patrón le decía: “¿Te llevo al médico?”
Y Lorenzo. “No, patrón. Comprame un geniol y ya me sano”.
Y así fue el origen de su nombre más popular.
En 2023, en la plaza 9 de Julio hubo un homenaje especial: una marioneta caracterizada como Geniolito, en medio de paredes pintadas que buscaban recrear aquella esquina característica en donde se lo oyó interpretar con su rave (nombre original del instrumento, comparte su esencia con el violín) grandes melodías: Clásicos del chamamé como Kilómetro 11 o el himno liberal de los paraguayos.
El artista que le dio vida a esta marioneta es Txarli Bastarretxea. “El disparador para hacer este homenaje, fue una pintura que hizo un amigo mío hace mucho tiempo sobre Geniolito y bueno, habíamos hablado e imaginado hacer una marioneta” explicó.
Esta idea se concretó luego de cuatro años, Bastarretxea se dedicó a seleccionar la música, la concepción de la escenografía y a construir la marioneta, para la fabricación lo ayudó Carlos López, un marionetista de origen vasco en Eldorado. Con su ayuda pudo terminar de conocer los mecanismos para manejar con perfección la misma.
En cuanto a la peculiaridad de la escenografía, Txarli menciona que se inspiró en aquella esquina tan reconocida en donde se podía encontrar a Geniolito quien compartió con la gente un amplio repertorio musical. “La idea es recrear un poco esa esquina de la plaza 9 de Julio, donde solía pararse a tocar Geniolito ahí en el Banco Macro. Entonces, lo que se ve en la escenografía es un poco eso; pero está reinterpretada la parte verde de lo que sería la plaza 9 de Julio referenciando la riqueza y la biodiversidad de la selva misionera, no solamente en sus aspectos biológicos, sino también como lo mítico, lo mágico”, manifestó.
Cabe destacar que las marionetas de hilo están estrechamente ligadas al arte callejero y rutinas musicales, para convertire así en el mejor medio para representar lo que fue la trayectoria del “Yaguareté”, apodo por el cual Lorenzo Benítez era llamado porque le gustaba comer carne. “Y si es asado, mejor”, expresaba Geniolito con picardía.
En simultáneo, el músico local Karoso Zuetta quien acompañó por mucho tiempo a Geniolito “Caraí” en sus presentaciones callejeras, decidió sumarse de manera espontánea a esta presentación. Él ya la había visto en las redes sociales. Se aproximó con su guitarra para hacer el acompañamiento al rave que sonaba a capela, y sin un ensayo de por medio, comenzó a sonar la pista.
“Yo comencé a tocar, pero hay algo mucho más curioso que sucedió antes y fue que sin haber oído la grabaciones, yo tenía la guitarra pequeña reducida que usé ese día en otra afinación para tocar la música Mbya justamente. Cuando llegué ahí a la plaza, me di cuenta que estaba totalmente desafinada. Comencé a acomodar las cuerdas en una afinación libre por intuición y lo gracioso fue que cuando probamos directamente con el sonido que tenía grabado con el violín de Geniolito, coincidía exactamente la afinación, lo cual es una es una casualidad impresionante. Así que bueno, ahí comenzamos a tocar”, relató Karoso Zuetta con emoción por la conexión musical que se generó con un componente místico.
Karoso definió esta experiencia como algo muy fuerte y emotivo, inclusive manifestó su sorpresa al notar que las personas presentes creían escuchar al dúo en vivo, tal fue así que una mujer se acercó a preguntar si podían tocar “Palomita blanca”, a lo que Karoso respondió con simpatía “Pedile a la marioneta”.
Durante el despliegue artístico se presentó un grupo de personas de la comunidad Mbya-Guaraní. Para el asombro de los artistas, se trataba de la familia del cacique Lorenzo Benítez con quienes pudieron compartir un diálogo ameno y conmovedor.
Los familiares se quedaron a observar la obra, apreciaron el hermoso homenaje muy emocionados, además de que se alegraron por volver a escuchar aquellas melodías con las que crecieron y probablemente compartieron muchos momentos. Con su predisposición brindaron la aprobación de ver reflejado a su padre, abuelo y bisabuelo en esa marioneta.
Para el músico Karoso Zuetta esta inolvidable experiencia se va a replicar en otros lugares y otros momentos, con el fin que el legado de Geniolito continúe a través del tiempo y todos puedan conocerlo como el gran artista que fue. Por su parte, Txarli Bastarretxea asegura que interpretará la obra “Geniolito infinito” por varias semanas más en la plaza 9 de Julio por la mañana.
Geniolito sigue estando vigente en la música popular y en el corazón de la gente que lo amó.
Aplausos