Daniel Bejar ejerció profesionalmente y enseñó en la Escuela de Comercio por 42 años. Además fue integrante del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Misiones y su familia (ya están los que siguen sus pasos) lo saludó con énfasis
Martha Fátima Aguilar Martínez de Bejar escribe con una mezcla de satisfacción y orgullo por igual al referirse a su esposo Julio Daniel Bejar. “¡¡Qué logro es llegar!! Y llegar espléndido… a cualquier lugar que te lo propones.., y llegar es un gran regalo de Dios. Y de la vida” .
Y continúa Martha: “Mucha felicidad al contador Julio Daniel Bejar. Ha cumplido 50 años en la actividad con mucha responsabilidad, esmero y profesionalidad” .
Y al toque recordó: “Así se festejó la semana del graduado en ciencias económicas. Por el cual ha recibido la mención especial y protocolar, reconocimiento con medalla de Oro, un acto emotivo en el consejo económico se leyó su larga vida dentro del Consejo Profesioanl de Ciencias Económicas de Misiones (CPCEM) en que dio a conocer su larga trayectoria como representante de la zona norte, y de haber cumplido su propósito de la casa propia citado en nuestra ciudad de Eldorado. que fue un gran orgullo para todos sus colegas”.
un gran encuentro de tantos recuerdos de luchas y trabajos de colegas..y el brindar con amigos y familia que hicieron una noche maravillosa .. felicitaciones CPN Julio Daniel Bejar..sus hijos colegas: Diego Martin, Pablo Daniel y Claudia Silvina han entregado esa distinción tan merecida a su padre”.
Haciendo un balance
Julio Daniel Bejar nació en 1951 en la ciudad de Eldorado. Sus padres, Rafael Bejar y Felisa Panozo, junto a sus hermanos Eduardo (Titi) y Ricardo, formaron una familia tradicional del kilómetro 4, en la zona oeste de la ciudad, un hogar lleno de amor y valores.
Desde niño, Julio mostró una sed inagotable por el conocimiento. Sus primeros pasos académicos los dio en la Escuela República del Perú Nº 165 (del Km. 2) , bajo la guía cariñosa de su primera maestra, Elsa de González, a quien recuerda con especial ternura.
En la Escuela Nacional de Comercio (hoy, Provincial de Comercio Nº 52), continuó su formación secundaria, y se destacó desde el primer día al obtener uno de los mejores promedios en el examen de ingreso, una muestra temprana de su dedicación y excelencia.
Bienes de capital
Su deseo de superación lo llevó a la Facultad de Ciencias Económicas del Nordeste, en Resistencia, Chaco. A pesar de las dificultades económicas y la distancia de su amada familia, Julio, con el apoyo de amigos y conocidos, se adaptó rápidamente y nunca perdió de vista sus sueños. Fue miembro del comite academico elegido por el alumnado. Con una determinación admirable, culminó sus estudios en tiempo récord, convirtiéndose en Contador Público a los 22 años.
La vida profesional de Julio comenzó con humildad y dedicación. Sus primeras prácticas, apoyadas por una oficina que su familia le instaló en casa, fueron el inicio de una carrera llena de momentos significativos y memorables. Entre sus primeros clientes, el Sr. Spivak, con su carpintería en el km 8, y Don Horacio García (padre, dueño de la renombrada Confitería Sonia, dejaron una huella imborrable en su corazón).
Pronto, Julio fue llamado a compartir su conocimiento y pasión como docente en la Escuela de Comercio en el Km. 8 y medio. Aceptó con gratitud y empezó una carrera docente que marcó la vida de muchas generaciones. Siempre recuerda con cariño al director de la institución en ese momento, el Contador Héctor Norman Firpo, quien le brindó su apoyo incondicional.
Activos importantes
Durante su vida, Julio enfrentó el servicio militar obligatorio. Cumplió con este deber en Curuzú Cuatiá, Corrientes, donde fue condecorado con una medalla de honor por la tercera brigada de infantería. Esta experiencia, lejos de desviar sus metas, fortaleció su carácter y su compromiso con su vocación.
De regreso en Eldorado, retomó su labor con renovado entusiasmo. Su carrera como Contador y docente floreció, siempre guiada por un profundo sentido de responsabilidad y amor por su profesión. Durante 42 años, Julio enseñó en la Escuela de Comercio, y dejó una marca imborrable en el corazón de sus estudiantes, quienes lo recuerdan con cariño desde todas partes del mundo.
Además de su labor docente, Julio se destacó como dirigente en el Club Guaraní de fútbol, liderando al equipo a numerosos campeonatos. También fue el primer presidente del club Tirica de Eldorado y Secretario de la Cámara de Comercio de Eldorado.
Como encargado de la Delegación del Consejo Profesional de Zona Norte, durante tres periodos de 1992 a 1998, fue testigo y artífice de la construcción del edificio propio en la calle Alemania.
Fue síndico de la Cooperativa de Electricidad de Eldorado (CEEL).
También encontró en el deporte una fuente inagotable de felicidad. Participó activamente durante más de 25 años en diversas reparticiones públicas.
Posteriormente, junto con otros veteranos, fundaron el Aeroclub, donde continuó destacándose como jugador y fortaleciendo lazos de amistad que perduran hasta hoy.
Patrimonio invaluable: la familia
Julio encontró en su esposa, Martha Fátima Aguilar Martínez, una compañera de vida excepcional. Juntos, criaron a sus hijos Diego Martín, Pablo Daniel, quienes siguieron sus pasos como contadores públicos y Claudia Silvina, se desempeña como productora de seguros. Sus nietos, Rodrigo, Guadalupe, Federico, Luciano y Octavia Bejar, constituyen el legado vivo de su amor y dedicación.
La vida de Julio Daniel Bejar es un testimonio de perseverancia. Ha sido una existencia plena, colmada de bendiciones y desafíos que ha sabido transformar en valiosas enseñanzas y en un ejemplo de vida lleno de valores inolvidables. Su historia toca el corazón y nos inspira a todos a seguir adelante con pasión y compromiso.