La Copa América dio el marco para que el New York Times (NYT) sostuviera en un título: “La bebida que nutre la Copa”. Sus primeras noticias fueron durante el Mundial. Ahora, la presencia del ídolo argentino que juega en la liga estadounidense ayuda. Y agregaron: “La bebida que une a CR7 y Messi”.
En la nota “Guía para principiantes sobre el mate: la bebida que pone en movimiento la Copa América (y une a Messi y Ronaldo)”, se describe qué es el mate (“una bebida con cafeína que se prepara dejando reposar hojas secas en agua tibia”), y se destaca que los jugadores de fútbol uruguayos y argentinos que lo consumen, contribuyen con su difusión a nivel mundial.
Precisamente, el domingo los equipos de Argentina y Colombia jugaron la final de la Copa América en Miami, Estados Unidos.
“El mate está de moda en Estados Unidos”, dice la nota de El New York Times. “Los fanáticos sudamericanos han llevado su bebida favorita por todo el país durante las últimas dos semanas, al igual que los propios equipos”, explica el autor Jack Lang.
Tras ponderar las propiedades benéficas del alimento para la salud (“antioxidantes, vitaminas y minerales”, y “sin duda, su contenido de cafeína puede aumentar los niveles de energía”), el artículo expresa que la Infusión Nacional es un fenómeno cultural al observar que “el mate no es sólo una bebida, es un estilo de vida”, y afirmar que “hay muchas barreras para la conexión humana en nuestro mundo moderno; el mate las derriba”.
La nota es bastante extensa y pone de relieve el gusto de rioplatenses por la bebida conocida como el Té de los jesuitas. Estos religiosos fueron los primeros en conocerlo al vivir en las reducciones junto a los guaraníes que lo usaban desde antes de la llegada de las misiones.
En principio, fue rechazado por supuestas “influencias malignas” que podía traer. pero finalmente, lo aceptaron y pasó a formar parte de la vida diaria. Aunque los guaraníes obtenían las hojas secas de yerbales silvestres, se sabe que los sabios jesuitas consiguieron reproducir las plantas (algo que costó mucho: hay que esperar que algún ave coma la semilla, pase por su estómago y la expulse. Y posteriormente, iniciar el proceso de vivero, o sea de criar el plantín.
Una vez expulsado a fines del siglo XVIII, en el siguiente siglo (XIX), el botánico Amadeo Bonpland intentó con buen suceso reproducir las plantas de yerba mate en las reducciones (lo que quedaba) de Santa Ana. Pero un ataque de Gaspar de Francia (el mandamás paraguayo de la época) truncó estas iniciativas.
Y hubo que esperar hasta inicios del siglo XX, cuando el francés Carlos Thays logró al fin la producción en serie de plantines de yerba.
Lo demás fue historia más cercana.
La nota original en NYT se puede acceder en el siguiente link
https://www.nytimes.com/athletic/5625500/2024/07/09/messi-ronaldo-mate/
