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martes, noviembre 26, 2024

Maureen Dunlop, de Quilmes a los cielos de la guerra

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Fue hija y descendiente de británicos nacida en Argentina que no dudó en participar en la Segunda Guerra.Y no sólo Maureen Dunlop sino también Kenneth Charney se destacan. Pero fueron unos 5 mil voluntarios que se alistaron. También hubo participantes que se unieron a los ejércitos del Eje. En esta nota se agrega el testimonio de su sobrino-nieto que viaja en 2024 a visitar su tumba en Diss, Inglaterra

No podían pilotar aviones de combate. Eso era cosa de hombres. Ella se enojaba, pero lo aceptó. A los quince cuando viajó a la tierra de sus padres, conoció uno de esos pájaros voladores y ya no se bajó más. Cuando se inició la Segunda Guerra Mundial (IIGM) Maureen Dunlop tenía apenas 19 años. Su padre había estado en la Primera Guerra y ella no quiso ser menos.

Esta historia fue publicada en Periodismo Misionero en febrero de 2022 a partir de un pedido de Frances Paquita Lowe de Eldorado. Y fue un placer reconstruir estos tramos pocos conocidos de la segunda guerra con la participación de descendientes británicos nacidos en Argentina. Es lo que tendrá el lector a continuación.

Pero hay más. Ahora en julio de 2024, un sobrino nieto de Maureen Dunlop escribe su experiencia en la revista digital Se.ul. Y vale la pena traerla a colación. Quizá él conozca detalles de esta heroína que fue su tía pero al final se tendrá acceso a su viaje y visita de la tumba de Maureen en Diss un pueblo inglés cerca del Mar del Norte donde ella vivió sus últimos años (falleció con 98 en 2012).

Claro, Maureen no fue a combate. Pero las autoridades militares crearon una fuerza denominada ATA (algo así como Auxiliar de Transporte Aéreo) y ahí estaban ellas. Todas las mujeres se encargaban de acarrear naves aéreas de un lugar a otro para “no arriesgar” a los que iban a luchar.

Quizá la valentía de todos estos arrojados guerreros puede apreciarse en parte en la reciente película Dunkerque donde se vuela uno de esos aviones de combate “desde adentro”.

Historias que rozan esta región

Hace un tiempo, en la red social Twitter un usuario que se identifica con Don Robustiano (@ERobustiano) y se describe como un “correntino de la costa del Uruguay. En noche oscura, cualquier luz encandila” hizo referencia a esta historia.

Y de allí a otras redes sociales.

Hasta que días pasados, Frances “Paquita” Lowe exhortó a quien escribe estas líneas a recuperar esa historia en algún momento compartida y que tuviera muchos comentarios adicionales.

Nacidos en la Argentina, lucharon en la segunda guerra mundial.

Ricardo Barrios Arrechea (quien gobernó Misiones entre 1983 y 1987) recordó: “Me consta (que hubo participantes de esta región que viajaron a la guerra), de Santa María y Apóstoles ex Liebig fueron varios…y no volvieron, entre ellos tres hijos de una familia. Y luego, recuerd: Lacey, piloto de bombardero, murió en una misión sobre Berlín”

Otra historia trágica de estas tierras la aporta Eduardo Jorge Lawrence, descendiente de una británica que vivió en Colonia Victoria.

“Tenemos el caso del señor Mc-Donald, de Victoria (Misiones). Lo incorporaron a la Marina Inglesa y lo hundieron tres veces y las tres veces fue rescatado…Después de la guerra, volvió a Victoria a su humilde granja y una noche, rodearon su casa 7 u 8 delincuentes. Se defendió con todo lo que tenía a mano, pero finalmente fue muerto de un hachazo en la cabeza, para robarle sus pertenencias…Una injusticia del destino!”

Vaya este humilde homenaje para recordarlo, al menos.

Los desconocidos de siempre

Esta es una historia increíble. En la Segunda Guerra Mundial, mientras Argentina recurría a una seudo neutralidad, centenas y miles de habitantes nacidos en esta tierra cruzaron el Océano y fueron a servir a los aliados. Hijos y descendientes de británicos. Fue una de las gestas más notorias de nuestra historia: la de los más de 5000 voluntarios argentinos que combatieron al nazismo en la Segunda Guerra.

Su historia hoy pasa desapercibida por nuestra sociedad.

No fueron homenajeados por presidentes ni el Congreso. No figuran en libros escolares ni tienen un museo. Argentinos segunda generación nacida en el país de británicos, irlandeses, polacos, franceses y belgas que se alistaron en todas las fuerzas aliadas para combatir por la libertad de Europa y Occidente.

Foto recién pintada. Una toma con los colores añadidos.

Cuando Churchill pronunció una de sus famosas frases: “Nunca en la historia de los conflictos humanos, tantos debieron tanto, a tan pocos” se refería a la lucha de los pilotos por defender en Gran Bretaña la última frontera occidental sin ceder al nazismo. Y claro, se refería también a cientos de pilotos argentinos.

Así, Don Robustiano, el correntino del río Uruguay, desplegó su memoria y los utilizó en un “hilo” (serie de tuits enlazados sobre el mismo tema).

“Era tan grande la cantidad de pilotos argentinos que la RAF (Royal Air Force) formó un escuadrón argentino: el “164” (único con un lema en castellano: “Firmes Volamos”). Su desempeño fue crucial para el éxito de la operación “Overlord”( Dia D) con sus bombardeos sobre Normandia.

“Hacete a un lau” dice Patoruzú pintado en uno de los aviones de la IIGM

“Los días previos y durante el desembarco, este escuadrón argentino se destacó porque los pilotos dibujaban en la nariz de sus aviones íconos de la cultura popular argentina como Patoruzú o personajes de Molina Campos.

“Entre los pilotos se destaca la historia de Kenneth Charney. Nacido en Quilmes. Su heroica defensa de la isla de Malta en 1941 como piloto de un “Spitefire” le valió el título de “El Caballero Negro de Malta” por la cantidad de aviones nazis que derribó en esa batalla.

Entre las mujeres pilotos se destaca la historia de Maureen Dunlop “la piloto de las Pampas”. Voló 38 aviones diferentes en centenares de misiones llevando aviones desde las fábricas a las bases aéreas.

Primero las damas: bella y valerosa

Maureen Dunlop nació el 26 de octubre de 1920 en Quilmes,  en el sur de Buenos Aires. Hija de la inglesa Jessimin May Williams y el australiano Eric Chase Dunlop, quienes se habían mudado a la Patagonia para hacerse cargo de una hacienda de ovejas de una firma británica. 

“Cabellos al viento”. Maureen condujo casi todos los aviones de guerra británicos.

Pese a que se educó en Argentina y pasó casi toda su vida adolescente en el país, hacía frecuentes viajes al Reino Unido y en uno de ellos, a los quince años, aprendió a pilotar aviones. Cuando regresó a América del Sur, falsificó su partida de nacimiento para recibir más clases y lograr el título de piloto.

Algo que consiguió a los 18 años, un año antes que estallara la guerra.

En 1939, cuando Gran Bretaña entró en el conflicto bélico, Maureen decidió sumarse a los esfuerzos y presentarse como voluntaria de la sección Auxiliar de Transporte Aéreo (ATA) de la Real Fuerza Aérea (RAF).

Los pares varones de Maureen estaban locos por ella: alta, simpática, hermosa.

La ATA era una organización civil que, si bien no entraba en combate directo, sus pilotos llevaban los aviones reparados a las zonas de conflicto, hacían de hospitales aéreos, realizaban tareas de mantenimiento y llevaban personal donde fuera necesario.

Es que había escasez de pilotos en Gran Bretaña. Y así se creó la Air Transport Auxiliary que tenía como misión transportar los aviones desde las fábricas o lugares de alistamiento a sus respectivas bases asignadas.

Maureen Dunlop no dudó en aceptar manejar cualquier cosa que volara: Desde los conocidos Spitfire hasta los Wellington, Halifax, Hawker, Hurricane hasta llegar a su favorito: el Havilland D H 98. La tarea implicaba volar en todo tiempo y con la aviación enemiga que disputaba el dominio de los cielos en la isla. Así Maureen formó parte de la “elite de casi más de 160 mujeres que volaron en la guerra para Inglaterra”. Al principio, no fueron bien recibidas por sus colegas varones. Algunos (ignorantes y conservadores) las llegaron a tratar como las “lesbianas que volaban”.

Un 16 de septiembre de 1944, la revista inglesa Picture Post pone en portada una mujer hermosa que aparta sus cabellos de su rostro mientras baja de la cabina de mando de un Fairey Barracuda en una clara demostración de que se podía combinar belleza con valor.

El escueto comentario en la tapa era que iban a explicar de qué se trataba ATA.

Y sí: la chica de tapa era Maureen, la que había nacido en Quilmes.

Esa imagen también fue la tapa de la novela de Isla Dewar, Izzy’s War, en la que se leía “combatía por la libertad, por la victoria, por el amor.”

A las mujeres que querían formar parte de la ATA se les exigió el doble de horas de vuelo en solitario que a los hombres: en total 500 horas. Maureen pasó tres años hasta conseguir esta cifra y se marchó, en un buque mercante, desde de Buenos Aires hasta Inglaterra para incorporarse a la ATA.

Cuando terminó la Guerra, había acumulado 800 horas de vuelo, sus pares y superiores la reconocieron como una piloto muy fiable y fue una de las pocas (y de los pocos miembros de ATA) que mantuvo un puesto en el sector aeronáutico.

De hecho, al poco tiempo se graduó como instructora de vuelo en la Real Fuerza Aérea Británica (RAF) y regresó a Argentina, donde trabajó como piloto comercial.

Cuenta la leyenda que, cuando su permiso de conducir (autos) caducó y ella tenía 70 años, salía con su coche llevando su licencia de piloto de la Segunda Guerra Mundial. A ver quién se atrevía a detenerla.

El turno del caballero de Malta

Don Robustiano relató: “Entre los pilotos se destaca la historia de Kenneth Charney. (También) nacido en Quilmes (como Maureen Dunlop). Su heroica defensa de la isla de Malta en 1941 como piloto de un “Spitfire” le valió el título de “El Caballero Negro de Malta” por la cantidad de aviones nazis que derribó en esa batalla.

Se lo considera el mayor as de la aviación argentina porque se le comprobaron 12 aviones enemigos derribados y otros 16 seriamente dañados. Incluso Pierre Clostermann, uno de los héroes más famosos de la aviación francesa, voló bajo sus órdenes y en una carta dirigida a Meunier recordó emocionado a su jefe.

“Lo llamaban el `Caballero Negro de Malta’ porque estuvo en la batalla de esa isla y era conocido por su temeraria táctica de atacar de frente a los escuadrones de bombarderos alemanes para luego liquidarlos uno a uno”, señaló Meunier.

Kenneth Langley Charney, nació en Quilmes en el año 1920. Murió en Andorra, en la frontera española-francesa, a los 62 años, el 3 de junio de 1982, en plena guerra de Malvinas. A partir de ese momento, el escritor Claudio Meunier se abocó a trabajar en todos los frentes diplomáticos para conseguir que los restos regresaran a su lugar de nacimiento.

Alejandro comienza su relato así: Claudio Meunier (Nacido en Bahía Blanca escribió y compiló la historia de los voluntarios anglo-argentina a la RAF en la Segunda Guerra Mundial |1939-1945) había escrito en el año 2004, el libro “Alas de trueno, historias de los voluntarios en la Royal Air Force y Royal Canadian Air Force en la Segunda Guerra Mundial”. Un libro no tan solo maravilloso, sino necesario. En su capítulo 21, titulado “El As argentino” se cuenta la historia de Kenneth Charney, el argentino que posee más victorias aire-aire. Ken es un cazador, una estirpe nacida en la I guerra mundial. 

Un piloto de caza vuela aviones monopostos, de un solo asiento, vuela solo y lo acompaña luego la escuadrilla formada de otros tres aviones. Están entrenados para navegar al blanco, vigilar los sistemas del avión, preparar su armamento y disparar con acierto. Nada sirve si el proyectil no penetra en el acero del enemigo y así un piloto de caza luego de 5 derribos se convierte en As de la aviación.

Claudio Meunier escribió: Charney ingresó en la RAF, la fuerza aérea británica, y a finales de 1941 inició su periplo bélico en la defensa de Malta. Fue aquí donde consiguió la primera de las siete victorias confirmadas y un Macchi 202 italiano que coleccionó hasta el final de la conflagración. Elevado a la categoría de as de la aviación, cinco aviones enemigos abatidos, fue el más letal de los pilotos argentinos de la II Guerra Mundial, con su mítico avión Spitfire. En Malta se ganó el apodo de Caballero Negro, por su temeraria táctica consistente en atacar de frente los escuadrones de bombarderos alemanes para provocar su estampida y proceder a liquidarlos uno a uno.

Pero su momento de mayor gloria militar lo vivió tres años más tarde sobre los cielos de Normandía, donde tuvo a sus órdenes a Pierre Closterman, el gran as francés -23 victorias en sus alas- y donde fue el primer piloto aliado en descubrir los restos del VII Ejército Panzer en retirada, en una célebre acción que ha pasado a los libros de historia militar.

Charney deja la RAF en 1970. Tras un breve periodo como instructor de la fuerza aérea saudí, se establece en España y, a mediados del decenio recala definitivamente en Andorra-primero en Soldeu, después en La Massana – con June Cherry, con quien se casaría en 1980. Tenía dos hijas de un primer matrimonio y falleció El 3 de junio de 1982 en La Massana, Andorra.

Algunos querrán saber más de Maureen.

Maureen: bella, intrépida, gran bailarina, charlatana y alegre

Aquí va.

En 1955 Maureen se casó con un retirado del servicio diplomático de Rumania: Serban Victor Popp, a quien había conocido en una función dada en la embajada británica de Buenos Aires y con quien tuvo un hijo y dos hijas, y fundaron el ‘Milla Lauquen Stud’ un criadero de caballos árabes.

Esta actividad llevó a la familia a que en 1973 se radicara en Norfolk, Inglaterra, ciudad en la que viviría hasta el fin de sus días y donde, además de criar caballos árabes, introdujeron el criollo.

Pese a radicarse definitivamente en el Reino Unido jamás renunció a la ciudadanía argentina y en 1982, fue entrevistada a raíz de la guerra de Malvinas, una ocasión que aprovechó para contar el dolor que le causaba una guerra entre los dos países que amaba.

En 2003, Maureen fue una de las tres mujeres pilotos de la ATA galardonadas con la medalla ‘Piloto Maestro de Aire’ del gremio de pilotos y navegadores del aire. “Tuve mucha suerte, fue bueno poder ayudar a los ingleses en la guerra”, dijo.

Otros pilotos que valen mencionar también son Frankie Watt (nieto de una de las maestras traídas por Sarmiento al país), Ricardo Moreno (sobrino de Francisco “el perito” Moreno) y Jack Miles hijo de un entonces diputado por la provincia de Córdoba. Nunca es tarde para hacer lo correcto.

Debemos homenajear esta gente.

Como dicen y piensan muchos: “Pienso en Paquita Frances Lowe y sus ancestros llenos de orgullo… Mujeres aviadoras ¡hace 100 años! cuando la aviación apenas despegaba…! y Esta reflexión final… Mientras la Argentina oficial de los generales de Perón era filonazi, había argentinos que lucharon por la liberación de Europa.

También hay que recordar que tuvimos un ministro de agricultura nazi en Alemania”.

Aportes al final

El abogado Alfonso Arrechea hizo su aporte: “Atendimos un juicio por la muerte de un primo del Dr Ramón Pelinski, de Roca, polacos, que fue a la guerra e intervino en muchas acciones de bombardeo; el fallecido había contado a Pelinski que se sentaban sobre las bombas para protegerse de las balas de ametralladora que les disparaban desde tierra. No me acuerdo el apellido. El asunto es que sobrevivió decenas de bombardeos y lo fue a matar un auto en Roca. También le había contado a Ramón que su regreso fue en avión y que pasó por un base de Canadá donde había naves con el formato ovalado de los platos voladores. Serían un arma secreta, unas aeronaves con esa forma”.

Andres Mauricio Scherer recordó que de eldorado hubo descendientes de Alemanes también fueron a la guerra!!

Frances Paquita Lowe está recuperando retazos de la historia del Aero Club Alto Paraná

Y Paquita Lowe terminó acotando: “Si estoy buscando información de personas de la Colonia de Eldorado que fueron a la Segunda. Guerra Mundial. Hasta ahora solo sé de los hermanos de Rudi Diem. Alguien me puede ayudar a recopilar nombres”.

El relato del sobrino nieto

Martin Wilson es sobrino nieto de Maureen Dunlop y recuerda que ella nació en Quilmes. “La vida de mi tía abuela Maureen Adele Dunlop, la hermana de mi abuela Joan, abarca casi todos esos casilleros. Sé que amaba y amó a la Argentina hasta el final de su vida”. 

Y agrega un dato relevante: ” (ella) rompió con los roles y con los moldes, enrolándose para la fuerza aérea británica; mintió con su edad y su lugar de procedencia en Argentina; lejana de los principales acontecimientos, habrá sentido que la guerra, por tan lejos que fuera, podía interpelarla sin importar donde se está. Hay heroísmo, pero no olvidemos esa sed de aventura, la locura de la juventud que seguramente la llamaba”.

Recordó que había nacido  en octubre de 1920 en Quilmes. Fue la segunda de tres hijos y sus padres, los Dunlop (del lado materno), que trabajaban en la cría de ovejas en la Patagonia.

El secundario ya lo hizo en los paquetes colegios de Buenos Aires y en un viaje a la tierra de sus padres tomó clases de vuelo. Tenía 16.

Un pantallazo final de sus años más grandes: “En los ’90, Maureen vivía en Diss, no muy lejos de Norwich, en el sur de Inglaterra. Me acuerdo de ella sentada en la cocina. Hablaba de sus caballos, de las nutrias, de la Patagonia. Nos preguntaba a mí y a mi hermano qué onda con el peronismo, si todavía existía. Tenía una chacra. No lograba vender sus caballos pura sangre porque se negaba a inscribirlos en la British Horse Society. Era cabezadura, no confiaba en nadie”.

Después Wilson relata que los demás pilotos estaban locos por ella. “Una vez fui a visitar a Ronnie Scott, ex piloto y veterano de la Segunda Guerra, y me dijo que la recordaba bien. Todos la recordaban bien. Estaban locos por ella. Tenía una chispa y esa gracia que enamora, como dice Lisandro Varela. Era de las chicas que saben chiflar, se creen la última Coca Cola y un poco lo son. Bailaba bien y era gran conversadora”. Y era bella, claro está.

Para acceder añ link de la nota completa

ingresar a https://seul.ar/maureen-dunlop/

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2 COMENTARIOS

  1. Q sacrificio vano para q Reino Unido luego asesinara argentinos en las Malvinas. Da mucha pema y no admiiracion.

  2. una corrección la foto de la mujer piloto con los lentes blanco no es Maureen Dunlop sino Jackie Moggridge al igual la foto que le sigue con la mujer en el Spitfire

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