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viernes, octubre 18, 2024

La Bajada Vieja o la historia misma de Posadas

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Un homenaje al sitio donde la capital de Misiones dejó de ser un villorrio para empezar a ser una ciudad moderna y del siglo XXI

Tiene un dibujo extraño, es corta con subidas y bajadas; con curvas y contracurvas. Pero ahí empezó Posadas a configurar su aspecto dinámico de ciudad progresista. Ahí cerca del puerto y de su intensa actividad creció la ciudad. Y los poetas no se olvidaron de ella.

Las fotos antiguas se pintaban

“Posadas del ayer junto al río Paraná

de la Bajada Vieja y un mensú que ya no está

Me viene desde un tiempo azul su voz de pájaro

Las costas solitaria, la canoa, el pescador”

Así comienza el poema canción “Posadas del ayer” del emblemático Ramón Ayala.

El amable lector ¿desea un inicio más formal? Ahí va: Uno de los sectores más emblemáticos de Posadas es la Bajada Vieja, una calle histórica que conectó el río con la ciudad y desempeñó un papel crucial en su crecimiento demográfico al facilitar la entrada de personas y mercaderías. Esta fue una de las primeras calles de la actual capital provincial, originalmente de tosca. Con el paso de los años, se convirtió en el epicentro comercial y social, rebosante de vida y actividad de la primera mitad del siglo pasado.

En una novela llamada El asunto Bellarmino, el escritor Jerónimo Lagier relata la llegada de un anarquista a Posadas: eran las primeras décadas del siglo XX y buscaban expandir su revolución por el mundo (además de huir de las autoridades de Buenos Aires). Cuando el personaje baja en el puerto de Posadas debe encarar esa dura subida de la Bajada Vieja bajo el sol ardiente del mediodía posadeño no sabe lo que le espera. Al final del día, estará -hospedado ya- sufriendo una terrible jaqueca que proviene de una insolación brutal.

Algunas de estas historias están retratadas en murales y estatuas que representan a personajes típicos de la orilla del río misionero, como pescadores y paseras transportando mercancías sobre sus cabezas o lavanderas. Además, se destaca el “Negocio de Doña Pomposa” (en rigor, Despensa Virgen de Itapé), un emblemático comercio de ramos generales que fue crucial para la comunidad del siglo XX.

Al pasear por la Bajada Vieja, se pueden apreciar elementos simbólicos como la figura de Andrés Guacurarí y una gran roca conocida como la piedra fundacional, que marca el lugar donde – según la tradición oral – era el adecuado para desembarcar. Roque González fundó Encarnación de Itapuá en 1615 en donde hoy es Posadas. Y ese término remite justamente a la gran mole (Piedra puntuda) que se puede hallar allí donde finaliza la calle y pasa la avendia Costanera

También se encuentra el “Monumento al Mensú”, inspirado en el cantautor y compositor Ramón Ayala.

Los mensúes se encuentran entre los personajes más trágicos, ya que eran trabajadores que llegaban desde diversos lugares, engañados por falsas promesas de empleo. Detrás de estas ofertas laborales se escondía un sistema de esclavitud impuesto por contratistas . Los patrones ofrecían préstamos usureros y acceso a alimentos en comercios de su propiedad con precios exagerados, que obligaba a los mensúes a trabajar incansablemente para saldar sus deudas. Los intentos de escape eran castigados con brutalidad, a menudo con azotes o incluso la muerte.

Doña Pomposa

En la primavera llega Caraí Octubre y en lo de Doña Pomposa se celebra de una manera especial que los vecinos conocen. Ella es el símbolo de la Bajada Vieja. Su nombre completo es Pomposa Amarilla Yunis de Valdés.

En 2013, un programa de la TVPública la entrevistó ahí mismo frente a su negocio. Y recordó. “Yo estoy desde el 58. Crucé cuando se había cerrado el puerto totalmente, pues en la época de Perón, en el año 55. Vinimos rajando, como se dice, porque mi marido quedó sin trabajo: él era despachante de jangadas, y yo era maestra. Yo tenía trabajo, pero él quedó sin trabajo porque él era despachante de jangadas. Mandaba a Rosario y se quedó sin trabajo por el cierre total de toda la frontera por la época de Perón, en el año 55”.

Doña Pomposa entrevistada por la TVPública en 2013

“¿Y cómo era este lugar? Ni te hablo de Posadas, pero ¿cómo era este lugar?”, insiste el entrevistador. “Como usted lo está viendo ahora, un barrio muy unido… Somos todos como hermanos, cariñosos entre todos. El dolor ajeno es nuestro. Nos reunimos a veces. Ahora ya no, porque estamos todos viejos. Yo estoy ya con 81 años”.

Y sí, ahora Doña Pomposa ya no está al frente de la Despensa Virgen de Itatí pero sigue siendo el referente barrial para el famoso yopará para espantar al Caraí Octubre esa comida con todo lo que hay y se encuentra.

En la Bajada Vieja estaban las luces de los lupanares y prostíbulos: Allí iban cayendo los incautos a los que se proveía de sexo y alcohol durante varios días luego de firmar “una papeleta”. Cuando la borrachera se disipaba estaban en la bodega de un barco que los llevaba al Alto Paraná a un sistema de esclavitud del que sólo escaparían con la muerte y sus cuerpos flotando en el río Paraná.

Pero los que “buscaban el amor” como Ramón Cidade quien luego sería Ayala, inspiró uno de uno de los temas más bellos de Misiones

“Y me fui por la Bajada Vieja / donde un día conocí el amor / y crucé por sus calles de tierra / con el alma llena de ilusión”.

“Pero solo me esperaba el río / acariciándome el corazón, / río, río, mío, mío / dame sueños / que quiero vivir”

El Trabajo Social en la comunidad

Con el paso de los años, se construyeron casas, cuyos residentes carecían de los recursos para satisfacer sus necesidades básicas. Para abordar esta situación, se crearon diversas organizaciones comunitarias para brindar apoyo a estas personas.

A través de una Comisión de Socorros Mutuos, se comenzó a delinear el desarrollo social de los vecinos, contribuyendo significativamente a su bienestar. Estas iniciativas surgieron como una respuesta a la falta de protección social y laboral.

Durante la gestión del Dr. César Napoleón Ayrault, se construyó una capilla, un centro artesanal, una sala de primeros auxilios y un club de ajedrez. Este desarrollo ha continuado hasta la actualidad, y se mejoró la calidad de vida de la comunidad.

No será la Boca, pero tiene su colorido.

Ramón Cidade (antes de ser famoso) fatigó las calles de la Bajada Vieja. Iba a buscar el amor. En pos de su posadeña linda.

Un dato más que sugestivo: durante un tiempo la calle se llamó Alejandro Fleming en honor al descubridor de la penicilina que vino a solucionar los problemas de muchos habitués de la Bajada Vieja y sus burdeles.

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