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martes, diciembre 3, 2024

Lactancia y comprensión

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A propósito de la Semana Mundial de la Lactancia Materna, una experiencia personal cargada de reflexión.

No sé si fue el exceso de series. O la falta de conocimiento, pero siempre creí que la lactancia materna sería fácil: el bebé se coloca en la teta y voilá, como dirían los franceses. Nada más lejos de la realidad. O sea, algunas tienen esa bendición. Felices sean. Y otras tantas, la tienen que remar.

Entre un recién nacido que sólo llora y que recién lo estás empezando a conocer y entender. Los pañales que hay que cambiar a cada rato. El poco descanso. La casa que se sigue desordenando como siempre con la diferencia que una no tiene fuerza ni energías para limpiar. Y a esto se suma que la bendita leche “no baja”.

Así pasan los días. Mi hija al quinto día de vida empezó a tomar teta. Mi marido abrió un whisky para brindar con mi mamá, ya que ambos vivieron a la par toda mi frustración por el rechazo inicial.

Poco a poco fui saliendo a la calle, saludo aquí y saludo allá hasta que llegaba la pregunta del millón: “¿Toma teta?”. Sí, lactancia compartida. Algo de mamadera y algo de teta. Y nunca faltaba el dedo acusador: “Insistí, solo con la teta es suficiente”… y no, hermana, ya probé de todas las formas y no funcionó la lactancia materna exclusiva. Me hubiese encantado que así sea porque sé que de esa manera todos mis anticuerpos van para la beba. Pero no pudo ser. Todo eso quería responder pero callaba y solo atinaba a mirar como tomaba cuerpo la falta de empatía. Resiliencia y a seguir para delante. “Bueno, pero insistí”. Sí, dale…

Después de haber pasado la pandemia por el Covid-19, y las vacunas que permitieron sacarnos del encierro con la inmunidad necesaria para evitar la propagación del virus, hoy más que nunca la lactancia materna es vital. La celebro. La defiendo. Y la aplaudo.

Pero también entiendo a aquellas madres que por distintas razones no pudieron implementarla, o lo hicieron a medias. Sé como muchas se sienten. También sé que hay una red de contención y de información que es importante acceder durante el embarazo para evitar futuros malos momentos.

Pero chicas, aquí la sororidad también debe aflorar. Tanto para la que quiere amamantar, pueda hacerlo tranquilamente sin que nadie la juzgue por exhibición y otras ridiculeces que alguna vez se llegaron a decir. Así como aquella que encontró en la mamadera la forma más eficaz de alimentar a su bebé. Se hace lo que se puede. Todo es esfuerzo. Y lo que es fácil para algunas, resulta más complicado para otras. Como todo en la vida.

Esas cosas que nadie te avisa a la hora de darle la teta a tu bebé, dibuja Maitena.

Hay una publicación de la humorista gráfica Maitena muy simpática donde describe en cada viñeta las situaciones graciosas de amamantar, y cierra diciendo que pese a todo lo que cuesta, es la síntesis perfecta de mamá y amar.

Que viva el amor.

Y que viva una sociedad con más comprensión y menos acusación.

(La autora de esta nota tiene a Abril, su hija de seis años y en noviembre de 2023 fue mamá de Mateo. Ambos tomaron teta)

La Semana Mundial de la Lactancia Materna se celebra la primera semana de agosto de cada año. El tema de 2024 es Cerrar la brecha: apoyo a la lactancia materna para todos.

La campaña homenajeará a las madres lactantes en toda su diversidad, a lo largo de su trayectoria de lactancia materna, al tiempo que mostrará las formas en que las familias, las sociedades, las comunidades y los trabajadores de la salud pueden respaldar a cada madre lactante.

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