“No queremos protección sino respeto como en otros países”. En sun 30ª Conferencia Industrial -desilusionados por la ausencia del mandatario- plantearon que no buscan protección sino competir en igualdad de condiciones. Pese a repetidas invitaciones, el Presidente nunca asistió a los eventos del sector fabril
Cerca de 1100 empresarios se reunieron en el salón más amplio del Centro de Convenciones de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para participar en la 30ª Conferencia Industrial, en un claro gesto de apoyo a la UIA. Y allí tomaron conciencia de que una vez más el Gobierno pegó el faltazo. Las autoridades nacionales parecen más interesadas en quitar el impuesto país y permitir que los importados entren sin pagar impuestos mientras que aquí dentro, las industrias y comercios se ven recargadas de tributos. El IVA -para decir uno solamente- sigue siendo 21 por ciento y es uno de los más altos del mundo. Ni siquiera es un impuesto a las ventas como en otros lados, sino uno que arranca en el sector primario y se va recargando en cada etapa de la producción. Pero el Presidente Javier Milei deslumbrado por los efluvios tecnócratas de la gran city que es Buenso Aires sólo mira cómo favorecer al que quiera comprarse un iPhone 16 o un Samsung S24 y pagar los impuestos que su gobierno impone a los que trabajan y dan trabajo en el país.
Ergo: la política industrial no existe. No hay proyecto. En un modelo liberal extremo como el actual sólo están las fuerzas del mercado (además de las fuerzas del cielo, pero esa es otra historia). Y una “mano invisible” que permitirá orientar la inversión. El problema es que en la gran ciudad, esas cuestiones no se ven. Un gobierno unitario como el actual no parece preocupado en lo más mínimo por las economías regionales ni las pymes (dadoras de la mayor cantidad de empleo del país).
Apenas comenzó la reunión, el presidente de la conferencia y presidente de la UIA de la provincia de Buenos Aires, Martín Rappallini, dio su respuesta, haciendo una clara referencia a la Casa Rosada al señalar: “Queremos que nos respeten; no es contra nosotros, es con nosotros”. También sostuvo: “No queremos que nos protejan, queremos competir, pero es necesaria igualdad de condiciones”. Por su parte, el jefe del Gobierno porteño, Jorge Macri, destacó que “los reconozco y los valoro mucho”., según la crónica de iProfesional.
El presidente de la entidad, Daniel Funes de Rioja, fue el primero en tomar la palabra y aclaró que “Somos los que producimos acá”.
Mientras un industrial tomaba un sandwich en el coffee break analizaba los anuncios de Trump. “Vamos a contracorriente del mundo. Si nos abrimos así nos van a matar. Nos vamos a terminar reconvirtiendo a distribuidores”.
La imagen está graficada en la película Plata dulce: un fabricante argentino traía todo importado (había cerrado ya su industria) y los únicos empleados solo tenían que poner un sello: “Made in Argentina”
También, el dueño de Cerámicas Alberdi, Rappallini repasó las medidas de los gobiernos kirchneristas que dejaron a los empresarios desprotegidos, y luego destacó el nuevo enfoque de Milei, que, según él, “nos presenta nuevos desafíos”.
Y aclaró que “nuestra propuesta es una industria productiva para un país competitivo. Se entiende que tenemos grandes estándares de competitividad puertas adentro y grandes problemas puertas afuera”.
El Gobierno impulsa un mini RIGI para pymes pero parece constituir una aspirina para el cáncer
Así, la pesadumbre se expande, según la crónica de Ariel Maciel de Perfil. “Ese sentimiento fue general en la cumbre fabril que se realizó en pleno centro porteño, pero se convirtió en “desazón” luego de la “puesta en escena” que el Gobierno intentó montar con el anuncio del envío del proyecto de mini RIGI para las pymes, que llevó el secretario de Coordinación de la Producción, Juan Pazo.
Cada vez que en un hogar argentino compran una heladera o un aire acondicionado nacional, un 44% del precio lo constituyen impuestos nacionales.
En las primeras horas de la 30ª Conferencia Industrial se especuló con una “sorpresa” del oficialismo vinculado con la baja de impuestos, que nivele la cancha. “Aplaudí el anuncio, porque en medio de tantas malas medidas, que nos están matando, cualquier cosa a favor es para ponerse contento. Pero, claramente, que no está ni cerca de ser una iniciativa que nos permita surfear esta tormenta”, afirmó el dueño de una empresa, en estricto off the récord a Perfil.
El discurso de cierre del presidente de la UIA, Daniel Funes de Rioja, estuvo más en línea con los reclamos de la platea industrial. Algunos de sus colegas fueron críticos de los “excesivos elogios” al Gobierno por el orden macroeconómico que brindó cuando moderó la charla con Pazo. “No era necesario ser tan explicativo de una gestión que ordenó una parte del problema, pero que desprotegió en todo a la industria y nos generó otro más doloroso. Por cada empleo perdido en una fábrica, se necesitan cinco para compensarlo de manera independiente. Eso es crisis de consumo para el corto, mediano y largo plazo”, se lamentó una de las fuentes consultadas.
Un informe de la Cámara Argentina de Industria de Refrigeración y Aire Acondicionado que estimaba, por caso, que un 43,7% de lo que paga el consumidor por una heladera fabricada en la Argentina son impuestos.
“Si abrimos las importaciones con dólar bajo y quita de impuestos a los importados, nos vamos a transformar en distribuidores”, estimó un industrial
O como dicen en la Argentina, “esta película ya la vimos y la vivimos”. La década del 90 con Carlos Menem y Domingo Cavallo fue “exitosa” mientras había fondos de las privatizaciones para dar cobijo a la famosa convertibilidad (1 dólar igual a 1 peso). Cuando eso se acabó, fue el final de la fiesta. En el medio, toda la industria (la eficiente y la otra también) había quedado devastada