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miércoles, diciembre 11, 2024

Andrés, el héroe romántico: aventurero y enamoradizo

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Hay varias figuras que surgieron en el siglo XIX para representar a esos hombres valientes, idealistas, románticos. Andrés Guacurarí fue uno de ellos. Es que da el physique du rôle perfecto. Así como Giuseppe Garibaldi que era francés pero luchó para los italianos y los brasileños del sur, Andrés era (probablemente) oriundo de San Borja pero terminó peleando contra los brasileños…y así entre luchas y utopías, amó a muchas mujeres, como dice el excelente trabajo de la historiadora Silvia Gómez

El héroe romántico surgió como figura literaria en el siglo XIX pero puede extenderse a otros períodos de tiempo. Aunque hay que admitir: Giuseppe Garibaldi fue uno de ellos. En la literatura romántica, los héroes pueden ser personajes que, según la ideología revolucionaria o la del propio autor, serían condenables. Sin embargo, la pasión amorosa puede transformar a estos personajes en héroes. 

Luchas por doquier. El siglo XIX se vio envuelto en muchas guerras y peleas

Y esos violentos años del 1800 tuvieron muchos lugares en el mundo donde había revueltas, declaraciones de independencia, luchas de liberación. Un campo fértil para que crecieran estos personajes. Y Garibaldi (que se tuvo que escapar de Italia y terminó luchando por los independentistas del Sur de Brasil contra el emperador Pedro II) siempre estuvo presto para adherir a cualquier causa que considerara correcta . Y no se quedó ahí. Dicen que cabalgó las cuchillas entrerrianas (¡Y las llanuras correntinas!) en épocas de Urquiza y también andaba por Uruguay. Cuando consiguió la amnistía en Italia hacia allá volvió. Y siguió siendo el mismo idealista. De a caballo, romántico (el siglo XIX lo es por definición) y con su poncho rojo y su estirpe ganadora. Las mujeres caían rendidas ante él.

Anne Marie Périchon, la dama francesa que era “amiga íntima” del virrey Santiago de Liniers

En la Argentina, los franceses que lucharon contra los británicos en las invasiones inglesas dan perfecto el cuerpo (¡Cómo olvidar a la Perichona, la francesa que era amiga íntima del virrey Liniers!). El mismo Miguel de Güemes en el noroeste argentino. De a caballo y defendiendo el país. Eso sí, recién ahora, los libros de historia se animan a mostrar -como decía Arturo Jauretche- a esos héroes en calzoncillos. Eran idealistas, tenían sus preferencias políticas, luchaban, a lanzazos, con sables y armas de fuego. Pero también amaban. Y muchas mujeres quedaban embelesadas con estos centauros guerreros que no temían a nada ni a nadie. Por eso, Güemes: muchos admiten que la noche que recibió una herida mortal de los españoles era en realidad, una noche de escapada, “de búsqueda de alivio del estrés”, como grafica la historiadora local Silvia Gómez. Aparentemente había ido a ver a una de sus admiradoras. Y le costó caro.

Ahora, así, Andresito

Hay libros sobre Andrés Guacurarí. En el siglo pasado fueron varios historiadores, pero recuerdo en especial a la muy joven fallecida Silvia Pini quien desde los libros que leyó en el Montoya impulsaba la reivindicación de Andresito. Pero tuvo que pasar mucho tiempo hasta que al fin Andrés fue reconocido. Y ya se sabe mucho sobre su nacimiento, su formación (leía y escribía en castellano y portugués y algo de latín) de su encuentro con Artigas y cómo éste lo terminó formando. De sus batallas, triunfos y derrotas. De su defensa de la yerba mate.

Pero hasta ahora, se conocía un poco menos su faceta de hombre intenso y romántico.

Pero amigos, para eso está Silvia Gómez, Directora del Archivo Histórico Municipal de Posadas e integrante de la Junta de Estudios Históricos. “Tengo mis fuentes y por eso puedo sostener cada cosa que escribo”, dice y aporta datos sobre este aspecto novedoso del héroe.

Andresito amó a muchas mujeres. Algo tenía, era evidente. Y no sólo a las mujeres guaraníes (su madre era hija de un cacique) y mujeres locales de Corrientes o Brasil. Hasta esas inglesitas (de cabellos rojos o rubios y ojos claros) caían rendidas ante el héroe misionero.

Pase y vea. Le presentamos al galán de nuestra tierra.

El Galán de la Liga Federal

Entre 1775 y 1785 la hija del cacique Taboirá, posiblemente, dio a luz a un varoncito al que bautizaron con el nombre de Andrés tal vez porque el santoral de ese día -30 de noviembre- así lo indicaba. Del padre no se sabe nada, aunque se dice que pudo ser un español, un mancebo de la tierra o hasta un sacerdote; tampoco hay certeza de lugar de nacimiento dato que oscila entre los otrora pueblos jesuíticos de Santo Tomé o San Borja.

Dado el linaje de la criatura, pudo haber sido instruido por el cura Martín Céspedes en tanto sirvió como monaguillo y criado en la iglesia a su cargo, aprendió a leer y a escribir en castellano, guaraní y portugués, se defendió con el latín; algunos estudiosos aseguran que dirigió el coro, que le gustaba participar en las obras de teatro religiosas que se preparaban para ocasiones especiales tanto como disfrutaba de aprender geografía, historia y física pero… no citan las fuentes de estos datos; dicen que tenía buena caligrafía aunque se considera que la mayoría de sus cartas y escritos fueron redactados por el cura Acevedo, incansable compañero de hazañas.

Parece que el abuelo lo instruyó en los ancestrales saberes nativos en medio del Iberá durante un par de años y que su primer amor fue Vicencia Tiraparé, heredera del cacicazgo homónimo y emparentada con la tribu de los Tuebay por parte madre, cuando los portugueses invadieron la zona en 1801 Andrés se dirigió al sur posiblemente solo; tiempo después pudo ser parte de la leva forzada para formar la Expedición al Paraguay que encabezó Belgrano y en ese menester o a continuación se sumó a las milicias de José Gervasio Artigas… hasta el final de sus días.

Se cuenta sin pudor que Andrés Guacurarí fue “adoptado” por Artigas, si pensamos en la probable fecha del posible primer encuentro, el Karaí Guazú (gran jefe) tenía más de 40 años y Andrés unos 30, suficientemente adulto para necesitar adopción, encima no existía esa figura legal en esos años; lo que resulta claro es la profunda relación afectiva que entablaron ambos, la fuerte imagen paternal de Artigas y el profundo respeto de Guacurarí hacia él.

La Melchora, una representación actual en forma de obra de teatro

En 1811 el gobierno porteño designó a Artigas Teniente Gobernador, Justicia Mayor y Capitán del Departamento de Yapeyú aunque también ejerció el cargo en los pueblos de ese Departamento y el de Concepción, en tanto los de Candelaria y Santiago estaban a cargo del gobierno paraguayo y el Departamento de San Miguel incluido en el Imperio de Portugal, el objetivo a cumplir era organizar las fuerzas militares de la zona y contener el avance portugués, para ello preparó un plan para recuperar el Departamento de Candelaria primero y las Misiones Orientales después, meses más tarde -en 1812- Andrés era nombrado Comandante de las Misiones Occidentales .

A fines de enero de 1813 se creó en Buenos Aires el Directorio, se nombró a Gervasio Antonio de Posadas primer Director Supremo, quien, dado el abandono de Artigas al sitio de Montevideo lo declaró “Enemigo de la Patria”; para entonces la Liga de los Pueblos Libres crecía, la figura de Guacurarí crecía y Artigas empezaba a transformar en mito.

Después se sucedieron los avances y retrocesos sobre los viejos pueblos jesuíticos en manos paraguayas, en manos portuguesas, después el Campamento en Purificación se volvió un ícono, después vino el Congreso de Arroyo de la China, Asunción del Cambay, la Toma de Corrientes, la campaña final, la captura, la cárcel y la muerte en algún lugar entre Brasil y Uruguay.

Durante esos años, Andrés tuvo tiempo para enamorar y enamorarse, se habla de una relación con Mercedes Esquivel -oriunda de Caá Catí, a quien por un tiempo se señaló como la madre del único hijo conocido de Guacurarí, sin embargo este hecho fue desestimado totalmente-, amoríos con una, o las dos, hermanas inglesas Jane y Anne Postlethwaite -hijas de un poderoso comerciante establecido en la ciudad de Corrientes-, una pública y apasionada relación con Melchora Caburú, oriunda de Santa Lucía, una joven “rubia y de ojos azules” criada por el Manuel Segovia y su mujer, otra joven en la vida de Andrés fue Benedicta Blanco también correntina.

De los escasos datos confiables es posible deducir que además de una persona de firmes convicciones, dueño de una lealtad inquebrantable, con una oratoria apasionada y un líder sobresaliente fue un hombre seductor, ambicionado por algunas damas de entonces, especialmente las de estilo europeo, a las que él no era indiferente

A ciencia cierta sólo conocemos unos cinco años en la vida de Andrés, el resto son conjeturas, deducciones, supuestos o relatos de procedencia cuestionable; sin embargo, por él tenemos Día Nacional del Mate desde 2014, a él se lo designó General del Ejército Argentino en el mismo año -aunque esa institución nunca concretó la ceremonia necesaria para tal rango- y en 2016 fue reconocido General del Ejército Uruguayo. ¡Feliz cumpleaños Andrés!

Publicado inicialmente en El Territorio

Sobre la autora

Silvia Gómez

Historiadora. Entrerriana de origen, se radicó en Misiones hace más de tres décadas. Co – Fundadora y Directora del Archivo Histórico Municipal de Posadas. Desde 2022 integra la Junta de Estudios Históricos

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