Sí, hace cinco años, la catedral de Notre Dame ardía como un infierno. Sus estructuras de madera, sus tejados, sus obras de arte, todo fue pasto de las llamas. Hoy, en el día de la Virgen venerada por los católicos en el mundo cristiano, vuelve a abrir renovada, hermosa y mirando al cielo de París
No todo está perdido: Habían empezado a construirla allá por el siglo XII (sí, en el 1100) y se la terminó en 1345 y las estructuras eran de madera, qué otra cosa se iba a usar. Y en ese nefasto 2019 empezó a arder. No saben si fue un cigarrillo o un desperfecto eléctrico. Pero ardió.
Su cúpula famosa en forma de aguja ardió y ardió hasta derrumbarse. Quince bomberos se jugaron la vida e ingresaron al recinto en llamas y lograron sofocar el fuego: si no lo hubieran hecho, el desastre habría sido peor.
Entre los restos humeantes emergió la figura de Emmanuel Macron y el presidente francés prometió: “En cinco años lo reabrimos”.
Y cumplió.
Para llevar a cabo ese fantástico trabajo de reconstrucción hicieron falta mil obreros, técnicos y especialistas en orfebrería y artesanía. Sólo para recuperar el órgano hubo que desmontar 800 tubos y llevarlos a limpiar: se hizo y quedaron inmejorables.
Y hubo una conmiseración del mundo cristiano: 340 mil personas de 150 países fueron poniendo sus pequeñas (o no tanto) contribuciones junto a los grandes donantes. Consiguieron cerca de 900 millones de dólares y con eso alcanzó.
Es que la Notre Dame no es un templo cualquiera. En Francia, es una especie de santuario nacional. Probablemente por eso, el presidente Macrón se dirigió de inmediato a la conmocionada nación el 16 de abril de 2019, un día después del incendio que la arrasó. Allí, prometió que la célebre catedral gótica iba a ser renovada y reconstruida en solo cinco años, y que luciría aún “más hermosa que antes”.
Quienes han estado recientemente en su interior afirman que la experiencia es sobrecogedora, y que la catedral luce una nueva claridad y luminosidad que contrastan con la penumbra que la invadía antes, refirió la crónica de la BBC Mundo.
La piedra tallada luce ahora una blancura inmaculada como no se había visto en la catedral desde hacía siglos.
“Son los eslabones de esta cadena milenaria”, dijo el presidente francés a los cerca de 1300 obreros y artesanos -de los 2.000 que han participado en las obras- que fueron invitados a esta primera visita.
Cualquiera que recuerde el Notre Dame anterior a la época del incendio se sorprenderá, señaló a su vez, la crónica de Deutsche Welle (DW). Las paredes se han limpiado de la suciedad y el hollín acumulados durante siglos. Las ventanas limpias dejan entrar más luz que antes, permitiendo que brillen los colores y el pan de oro de los murales. También se han limpiado las 2300 estatuas y los 8.000 tubos de órgano. Hace poco, fueron instaladas 1.500 sillas nuevas, no sin antes bendecirlas. Hubo que montar 2.000 toneladas de andamios y volver a desmontarlos. Casi 250 empresas y estudios han participado en la restauración.
Sí, la catedral tiene una capacidad para 3 mil personas.
Cuando empezó el fuego, la torre del crucero se derrumbó y, con ella, tres tramos abovedados. En el coro se abrió un enorme boquete. Pero la Virgen de París permaneció intacta, a pesar de que la torre del crucero se derrumbó junto a ella. Barbara Schock-Werner, experta alemana en catedrales, calificó en aquel momento este hecho como “el milagro de Notre Dame”.
“Notre-Dame representa la historia de Francia. Sus batallas de señores, la monarquía, el poder de la Iglesia, la revolución, las guerras. La primera y segunda guerra mundial. Un espejo de la humanidad, sus dramas, esplendores, su cultura, sus conflictos y reconciliaciones en sus casi 1000 años de vida”, escribe la corresponsal argentina María Laura Avignolo para Clarín.
Ante la mirada de más de 40.000 personas autorizadas dentro del perímetro de seguridad y de millones de espectadores invitados a seguir la velada en mondovision, el arzobispo de París reabrirá las puertas de Notre-Dame, este sábado a las 19.40,
El presidente Macron, que atraviesa dificultades internas, considera la hazaña de Notre Dame un “éxito francés”. La catedral brilla con nuevo esplendor, y muchos de los cerca de 3000 invitados, entre ellos 50 jefes de Estado y personalidades, quieren disfrutar de ello el fin de semana de la inauguración. Los presidentes polacos, Andrzej Duda, el croata Zoran Milanovic, el búlgaro Roumen Radev, el estonio Alar Karis, el finlandés Alexander Stubb, Salomé Zourabichvili, la presidenta de Georgia, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, estarán presentes.
Además de varios jefes de Estado africanos: el presidente del Congo, Denis Sassou Nguesso, el presidente de la República Democrática del Congo, Félix Tshisekedi, o incluso el gabonés Brice Oligui Nguema y el togolés Faure Gnassingbe. Además del nuevo presidente de los Estados Unidos, el recién elegido Donald Trump, y el actual presidente de Estados Unidos, Joe Biden, estará representado por su esposa Jill. Aunque parezca increíble, el papa Francisco no tiene previsto concurrir.