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sábado, diciembre 21, 2024

Un análisis político financiero de las dictaduras militares: La deuda externa

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Los gobiernos militares argentinos desde 1930 en adelante tuvieron un doble perfil: mala gestión de la administración y liberales conservadores en el sector de Economía y Finanzas. El resultado, lo expone Eduardo Torres como parte de su libro “Finalmente, Dios se arrepintió”.

Dos denominadores comunes reúnen los gobiernos militares; la primera es su incapacidad para gobernar y defender la soberanía nacional y la segunda, que siempre eligen como responsables de la conducción económica del país a “liberales-conservadores” más comprometidos con los intereses externos y sin empachos de someter al pueblo y condicionar a la Nación.
Dagnino Pastore comienza su gestión el 1 de julio y debe renunciar el 24 de agosto de 1982 cuando fue reemplazado por Jorge Wehbe , quien también fue ministro de Lanusse, siempre acompañando los gobiernos de factos, fracasados, pero con asombrosa capacidad de reciclaje en la conducción económica tanto personalmente como sus políticas que nunca cambian, por la única razón que cumplen con los mandatos de los países usureros, quienes utilizan a su mejor instrumento de sometimiento, el FMI.
Wehbe es acompañado por Julio González del Solar como presidente del Banco Central, personaje que se destaca por archivar el delito cometido por el Banco Palmares de los Bulgheroni, por certificado falsos presentados para licuación de pasivos.

Norberto Galasso


Galasso nos informa que este desfile de marionetas, de ministros y presidentes de factos no cambia el escenario político y la deuda externa e interna continúa creciendo; nos muestra el endeudamiento de los últimos años del gobierno de la dictadura en millones de dólares: – “La deuda pública aumenta de 14.459 millones en 1980 a 30.107, en 1983. La deuda privada 12.703 en 1980 a 14.268 en 1983.

El total adeudado pasa de 17.162 a 44.375 millones con acreedores extranjeros. Galasso -dice que: – entre 1976 y 1983 la deuda pública ha ascendido a casi 25 mil millones de dólares, mientras la fuga de capitales ascendió a algo más de 28 mil millones de dólares.

La deuda pública entre 1976 y 1983 creció 25 mil millones de dólares y la fuga de capitales fue algo más de 28 mil millones de dólares


Si a la fuga de capitales se suman las altas tasas de interés y las inevitables refinanciaciones, permite que planteemos la siguiente analogía, nuestro país es como un cuerpo humano al cual se le extrae la sangre constantemente hasta el extremo de debilitarlo solo para que pueda subsistir. Así se encuentra Argentina, subsiste para pagar los servicios de la deuda y refinanciar los préstamos, pero no les interesa a estos vampiros financieros que tengamos la capacidad de crecer.

Noemí Brenta


Noemí Brenta en su libro, publica: – “En 1983, la deuda externa argentina era de 44,8 mil millones de dólares, de los cuales un 72 % correspondía al sector público y el resto al privado, mientras que en 1979 esos porcentajes eran 52 % y 48 % respectivamente, casi la mitad para cada sector y – continúa detallando: – que entre marzo de 1981 y diciembre de 1983 la deuda externa pública aumentó el 75 % y la privada sólo el 15 %, gracias a que la dictadura colectivizó las pérdidas al trasladar a la República la deuda de los privados. La autora cita a Eduardo Basualdo y al estudio que realizó donde especifica que treinta grupos económicos nacionales, ciento seis empresas transnacionales, y un conjunto de bancos transnacionales, algunos de ellos, a su vez, acreedores externos de la Argentina, generaron el grueso de la deuda externa privada y fueron beneficiados por su estatización”.
Antes de concentrarnos en la escandalosa estatización de la deuda externa privada, voy a reproducirle un cuadro que detalla la deuda externa desde 1975 a 1983 en millones de dólares, cuyas fuentes son el Banco Central y A.E. y E, Calcagno (1999) publicado por Mario Rapoport en su trabajo “La deuda externa argentina y la soberanía jurídica, sus razones históricas”. Ciclos en la historia, la economía y la sociedad. Versión On-Line ISSN 1851-3735 Buenos Aires Junio 2014.

Año Sector Sector TOTAL Variación
Público Privado de reservas

1975 4.941 9.144 8.085 – 791,1
1976 6.648 3.091 9,738 1.192
1977 8.127 3.635 11.762 2,226,5
1978 9.453 4.210 13.663 1.998,4
1979 9.960 9.074 19.034 4.442,4
1980 14.450 12.703 27.162 – 2.796,1
1981 20.024 15.647 35.671 – 3.433,1
1982 28.798 14.836 43.634 – 5.080,5
1983 31.561 13.526 45.087 – 4.204,3


Galasso – cuenta: – que “el 4 de junio de 1981, un matutino informa que fuentes oficiales dejaron trascender la aplicación de un seguro de cambio. Este mecanismo garantiza un determinado nivel de cotización, mediante el pago de una prima, a quienes tomen créditos externos, con independencia de la paridad real del peso frente al dólar en el momento del repago del préstamo. Si la cotización vigente en el vencimiento es superior a la proyectada en el seguro de cambiar, el Estado, a través del Banco Central, se hace cargo de la diferencia y sufre un quebranto. Si la situación es inversa, o sea, la cotización resulta una pérdida para el tomador de los fondos. El Estado pierde en la casi totalidad de los casos, en función de que la prima del seguro resulte de escasa o nula importancia respecto a la garantía del cambio futuro, en una política económica donde el peso pierde valor frente al dólar.


Galasso relata el comentario del denunciante Alejandro Olmos, quien expresa: – “Una deuda se contrae con el dólar a 10 pesos, a pagar a tres años. El Estado asegura la cotización, a través de una prima. A los tres años, si el dólar está a $ 100, el Estado entrega dólares a $ 10 al deudor cuando ya valen $ 100, es decir, $ 90 , lo asume el Estado, es decir, todos nosotros ”. Y agrega: “Fíjese que esta situación se agrava porque en muchos casos no eran deudas reales sino autopréstamos, en cuyo caso el Estado se hizo cargo, en un alto porcentaje, hasta de deudas que no existían”. A su vez, un periodista denuncia que se probaron autopréstamos al grupo Techint, a Impresit Sideco (del grupo Macri), a SADE (de Pérez Companc) y a Impsa (de Pescarmona)” y agrega que “José Luis Machinea frenó la investigación de estos asuntos, en la época de Raúl Alfonsín y que la resolución que archivaba la cuestión llevaba la firma de Daniel Marx ”

Noemí Brenta en su libro ya citado – relata: – “Que, en noviembre de 1982, el BCRA anunció un régimen para estatizar la deuda privada con seguros de cambio para la renovación y contratación de nuevos préstamos, ante el vencimiento cercano de los seguros de cambio concertados desde 1981. Por este régimen los particulares cancelaban sus pasivos en moneda extranjera en pesos al BCRA, y éste se hacía cargo de la deuda externa privada mediante la entrega a los acreedores de títulos de deuda (obligaciones o “promissory notes” y bonos) a pagar entre 1986 y 1988 (BCRA, Comunicación A 251 del 17 de noviembre de 1982). De este modo la deuda pasó a ser cada vez más del sector público y menos del privado …
Olga, comenta al respecto que: – este tema no se propaga en los medios, salvo algunas presiones publicadas y posiciones editoriales que exigían la participación del estado para salvar a las empresas endeudas y el honor de la República. Creo que son las etapas, muy frecuentes, en nuestro país en que los “liberales” reiteran con mucha convicción la exigencia de la prescindencia del Estado hasta para ayudar los sectores más empobrecidos, pero con las excepciones que corresponden, y por el derecho que la da el privilegio de ser afortunados, exigen ser asistidos por el Estado, olvidándose de la muletilla “que la mano invisible del mercado todo acomoda” y no sienten pudor alguno que el pueblo pague sus deudas, muchas de ellas contraídas de forma non santas.

Eric Calcagno (h), Alfredo Eric Calcagno y Alfredo Calcagno (h)


Galasso cuenta que de acuerdo a Alfredo y Eric Calcagno, estiman que entre 1981 y 1983 la transferencia de deuda privada a pública, alcanza 14.500 millones de dólares. Por su parte Claudio Lozano estima en 20.000 millones de dólares la deuda privada estatizada.
El autor cita que: en un informe sobre la deuda externa titulado: “Arriba las manos. Esto es un asalto”, Pastor Alberto Britos, da el siguiente listado delos 15 principales deudores privados, en millones de dólares:

El autor cita que: en un informe sobre la deuda externa titulado: “Arriba las manos. Esto es un asalto”, Pastor Alberto Britos, da el siguiente listado delos 15 principales deudores privados, en millones de dólares:
Celulosa 1504
Cogasco 1350
Autopistas Urbanas 952
Pérez Companc 910
Acindar 653
Bridas 596
Alpargatas 456
Banco Italia 400
Gar’glio Zorraquín 342
Banco Galicia 313
Techint 278
FATE 224
Astra 223
Citibank 220
Astillero Alianza 190
-Continúa informando: – “Estos deudores representan el 40% de la deuda privada en 1983 y son los 15 mayores deudores y beneficiarios de la estatización. Otras empresas que aparecen en el listado que publica El Periodista son:
Siempre en millones de dólares.

Aluar 162
Banco Ganadero 155
Banco de Londres y América del Sud 135
Swift Armour 114
Continental Illinois National Bank 76
Bank of America 59
Compañía Standart Electric 25
SOCMA (Macri) 27
Bunge y Born 11

Esta estatización perversa de la deuda privada muy bien diseñada, además de generar más deuda externa para todos los argentinos sirvió para que muchos aprovecharan para continuar estafando a la República. Las más importantes de estas empresas contrajeron deuda externa (dice Galasso), las transfirieron al Estado con la estatización, luego, en el negocio de capitalización de la deuda a través del cual se privatizaron las empresas de los servicios públicos. Es decir que, cuando esos mismos títulos cayeron a valores muy bajos en el mercado mundial, los adquirieron convirtiéndose en acreedores de deuda externa y con esos títulos – a través de los cuales compraron barato la misma deuda externa que habían contraído y no habían pagado – ahora, cotizados a valor nominal, se quedaron con las empresas públicas.
Galasso cuenta que en esa misma época, el diario La Razón informa una noticia escandalosa: “El economista Benjamín Oppenheimer, funcionario de las Naciones Unidas, denunció ante las autoridades del partido Justicialista que buena parte de la deuda externa argentina sería falsa (…) Sostuvo que los montos falseados de las obligaciones argentinas en el exterior podrían llegar a los ocho mil millones de dólares (…) Explicó que el abultamiento se logró cancelando “en negro” importaciones mientras se mantenía formalmente el importe de la deuda. También indicó que muchas empresas utilizaron la vía de autopréstamos a sus sucursales del exterior y mecanismos análogos para ocultar obligaciones fuera de Argentina (…) El funcionario de Naciones Unidas advirtió que con la deuda privada había que tener cuidado ya que en la gran mayoría de los casos se trata de meros registros contables de deudas inexistentes.

Los intereses solamente tornan impagables las deudas externas

Señaló que muchas importaciones se habían pagado “en negro” y se mantiene artificialmente la deuda para poder girar divisas al exterior y obtener facilidades en el plano internacional sobre la base de préstamos ventajosos. También explicó que el mecanismo de autopréstamos existe en gran escala y que consiste en sacar divisas ilegalmente al exterior, depositarlas en un banco y luego obtener sobre esos fondos, “un préstamo” .

Sobre estas maniobras la prensa ha informado sin que se produjese escándalo alguno en la opinión pública y tampoco agregó Olga, ningún fiscal se dio por enterado.
La prensa informó: – “Entre 1978 y 1981 se dejó trascender, hubo casi 15.000 millones de dólares que se adquirieron con fines no declarados y podría ser que una buena parte de ellos (Se habla de 8.000 millones de dólares) hayan sido aplicados a cancelar deudas externas sin ser posteriormente declarados. De ser así, el país estaría pagando dos veces un mismo compromiso…” . Pero aún más sorprendente resulta el reconocimiento de esta anomalía por parte del exministro Martínez de Hoz quien, al testimoniar en el juicio impulsado por Alejandro Olmos, declara que “en la deuda externa figuran 4.000 millones de dólares del año 1981 que ya fueron pagados y que siguen registrados como impagos. Queda claro que este testimonio no tuvo ninguna consecuencia ni para el exministro, ni para los militares que sostuvieron la política del despojo del país.

Eduardo Torres se halla preparando su nuevo libro Finalmente Dios se arrepintió


Noemí Brenta relata en su libro, “que también engrosaron el endeudamiento público avales caídos otorgados por el Tesoro Nacional en beneficio de empresas privadas, cuyo incumplimiento de compromisos en moneda extranjera con instituciones de crédito absorbió el Estado Nacional, sin hacer nada para recuperar los importes comprometidos o pagados.
El proceso judicial – dice Noemí Brenta – iniciado y sostenido por Alejandro Olmos muestra que se cancelaron con fondos del Tesoro Nacional obligaciones externas de empresas privadas en distintas monedas, y también exhibe listados de estas empresas. Sin embargo, ni el Banco de la Nación Argentina, ni el Banco Nacional de Desarrollo, como entidades financieras que tomaron a su cargo los aspectos operativos, iniciaron actuaciones para recuperar las sumas pagadas por el Estado, ni se acogieron al beneficio de la excusión, es decir proceder contra el deudor principal y no contra el fiador. El Ministerio de Economía autorizó a la Dirección General de Asuntos Jurídicos a iniciar acciones judiciales para recuperar los avales caídos, pero ésta no lo hizo.

Concluye Noemí Brenta diciendo: – Así fue como la dictadura cívico – militar transfirió a la sociedad entera las deudas de las empresas privadas que la apañaron, mientras que a otras las dejaron caer.
Olga luego de una prologada pausa y de tomar un poco de agua – continúa: – Varias veces hablamos del tucumano Alejandro Olmos , “el denunciante”. Efectivamente a mediados de 1982, el Juzgado Nacional de Primera Instancia en lo penal y correccional Federal N° 2, a cargo del doctor Martín Anzoátegui, recibe una denuncia penal relativa a la deuda externa que se caratula como “Olmos, Alejandro s/Denuncia”, registrada con el N° 14.467. Para la misma época, se presentan también otros denunciantes – José Alberto Deheza, Walter Beveraggi Allende, Julio Amín y Jorge Solá – siendo Olmos, sin embargo, quien, durante casi dos décadas, brega incansablemente fogoneando el juicio y aportando nuevos elementos a la causa – Cuenta Norberto Galasso en su libro.

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