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lunes, diciembre 23, 2024

Historias conmovedoras de Navidad

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Valen contarlas y repetirlas. Hablan de humanidad, de seres que buscan la paz. De los que no se olvidan de QUIÉN es el cumpleaños.

El conmovedor relato de un papá noel que visita a personas enfermas y ancianas y ocurre algo inesperado.

Cuando Papá Noel visitó el geriátrico donde trabajaba, la primera paciente que visitó fue Margarita. Estaba confinada en su cama, pero se emocionó al escuchar “Jo, jo, jo” en su puerta. “¡Papá Noel!” susurró ella. “Feliz Navidad, Margarita. ¿Qué quieres para Navidad, nena?” “Quiero un beso tuyo, Papá”, dijo con una sonrisa. Tomó suavemente la mano de Margarita, se inclinó y la besó. Luego añadió en voz baja: “Que Dios te bendiga, Margarita”. “Que Dios te bendiga también, Papá”, respondió ella. Tras visitar a cada paciente postrado en cama, preguntó a la enfermera que lo acompañaba si podía despedirse de Margarita. Buscando las palabras adecuadas, ella le dijo que Margarita había fallecido poco después de que él salió de su habitación. Le contó que, en sus últimos momentos, Margarita había hablado de ser bendecida por Papá Noel. Papá Noel agradeció a la enfermera por contárselo y luego, dejó el piso. Después de todo, nadie querría ver llorar a Papá Noel. El relato pertenece a Esteban Rusiak y fue citado en Selecciones

Un niño y su hermana deciden que -aunque muy escasos de medios- su casa debía tener un arbolito de Navidad.

Imagen: Nordqvist / Pikabu

Recuerdo un año en el que no teníamos dinero para un árbol de Navidad. Mi hermana y yo todavía éramos niños. Nuestros padres estaban tristes, solo nos preguntaron si buscar un árbol o no. Les dijimos que no hacía falta, pensaron que habíamos crecido. Las fiestas se acercaban, pero de alguna manera no se sentían reales. Mis padres estaban en el trabajo, estábamos jugando, era ya casi de noche. Y en algún momento se nos ocurrió: ¡no nos hace falta un árbol! Lo que hicimos fue adornar el aloe, una hermosa planta de un metro de largo, verde y espinosa. Vivíamos en el cuarto piso y, de camino a casa, nuestros padres vieron este milagro en la ventana. Ya han pasado muchos años, pero sigo recordando cómo irrumpieron por la puerta con las caras llenas de asombro: “¿Cómo? ¿De dónde la sacaron?”. Y luego se rieron durante mucho tiempo, contentos por nuestro ingenio. Así que tuvimos una fiesta real. Había muchas golosinas, mandarinas, dulces, pato con manzanas, Santa Claus trajo regalos. Ni siquiera sé de dónde sacaron todo eso. (Citado en Genial.gurú.)

Quizá es una de las historias más conocidas y conmovedoras.

En la I Guerra Mundial llegó el 24 de diciembre y los soldados en sus trincheras. Solo esperar en el frío.

Como escribe National Geographic en el artículo del tema, en la víspera de Navidad de 1914, durante el marco de la Primera Guerra Mundial, los soldados de las fuerzas británicas y alemanas, en el frente occidental, dejaron de disparar y se produjeron diversos actos de confraternización en la zona de combate.

Tras decir promesas como “Ustedes no disparen, nosotros no dispararemos”, los soldados intercambiaron regalos, cantaron canciones navideñas y jugaron partidos de fútbol en la zona neutral entre las trincheras. También, ambos bandos ayudaron a cavar tumbas para los caídos, donde, incluso, un combatiente bilingüe leyó un salmo.

Sin embargo, la Tregua de Navidad fue efímera, y no fue respaldada por los altos mandos militares. A medida que la guerra continuó, se reanudaron los combates y las hostilidades. A pesar de su breve duración, este gesto de paz improvisado fue un testimonio de la humanidad en medio de la brutalidad de la guerra.

Como se recordará, hay una canción del dúo Pedro y Pablo que describe esta situación. Los hombres no quieren la guerra. La quieren quienes no tendrán que ir al frente. “Ahora exactamente, y ahora o en otro lado hay gente sacudiendo sus botas en la marcha así, sobre la escarcha de una mañana fría, tal vez sin mediodía. Pero también ahora en un lugar distante hay manos elegantes para premiar solapas que clavan en los mapas sus uñas distinguidas que sacrifican vidas enviando regimientos Manos que se lavan en desentendimiento. Pilatos de escritorios los cristos al combate”.

El verdadero

Papá Noel es Santa Claus en inglés y derivado de algún idioma eslavo como Saint Nicklaus o algo similar: de allí el sonido donde el santo (Saint + Nick) quedó Santa y el resto Claus.

José García Bautista en el Correo Web de España hace su racconto.

Cuando llega la Navidad hay un personaje que no suele faltar en balcones y decoración navideña, se trata del mítico Papa Nöel, Santa Claus, el Viejito Pascurero, Padre hielo, como se le quiera llamar y que llena de ilusión la noche de los más pequeños.

Ataviado con su tradicional traje rojo y blanco, regordete, piel sonrosada y en su trineo tirado por renos se convierte en uno de los protagonistas de la navidad, pero ¿qué hay de real tras esta legendaria imagen?

Papa Nöel tiene una historia real, fue Nicolás, nacido en el siglo IV en Patara (Licia, Turquía) posteriormente conocido como San Nicolás de Bari. Sorprendía como, siendo aún pequeño, compartía todo lo que tenía y era muy bondadoso, se ocupaba de los pobres y era un modelo ejemplar. Pronto perdió a sus padres como consecuencia de las epidemias de peste, heredando una fortuna. Con 19 años decidió dar toda esa riqueza a los más necesitados y marcharse a Mira, junto a su tío, para ser sacerdote.

Con el tiempo fue nombrado obispo y tras su muerte, el 6 de diciembre del año 345, proclamado patrón de Turquía, Grecia y Rusia. Además lo es, igualmente, de los marineros ya que según cuenta una historia piadosa, en medio de una terrible tempestad unos marineros pidieron a Dios ayuda, y también al santo, y el mar se calmó.

Fue en el siglo VI cuando se comienzan a construir templos e iglesias en su honor, sus restos mortales se trasladaron a Bari, en Italia, en el año 1087. La proximidad de su fecha de muerte con la Navidad y su bondad hicieron que fuera el santo perfecto de estas entrañables fiestas.

En el siglo XII su figura era muy popular, San Nicolás era venerado y querido, siendo en el siglo XVII cuando los emigrantes holandeses lo llevan (su tradición) a Estados Unidos. Los emigrantes alemanes derivaron de su nombre San Nikolaus el clásico Santa Claus y difería mucho de su imagen actual.

La iglesia de San Nicolás (alias Papá Noel)

San Nicolás, Santa Claus, era delgado, alto de estatura, vestía de verde y negro y la costumbre de los regalos que llevaba en una bolsa parte del conocimiento que tuvo del próximo enlace matrimonial de la hija de uno de sus vecinos y la familia no tenía dinero para la dote, el obispo le entregó una bolsa con monedas de oro y la boda se celebró. Así la costumbre del regalo comenzaría a extenderse.

La imagen actual de Papa Nöel se debe al ingenio estadounidense, así el trineo, los renos y las bolsas con regalos es una invención, en 1823, del escritor inglés Clement Moore al escribir el poema Una visita de San Nicolás en el que fabulaba con un santo que volaba por los cielos en un trineo llevado por nueve renos –Rudolph, Donner, Blitcher, Cometa, Cupido, Brillante, Danzante, Centella y Zorro–.

Tenemos que esperar al año 1931 cuando Cola-Cola encargó al caricaturista Thomas Nast que dibujara un Papa Noel adaptándolo a los gustos de la época, al humanizarlo, y hacerlo más próximo, y Papa Nöel apareció con los colores institucionales de la popular marca de refrescos: de rojo y blanco, cinturón negro y con más peso.

Sea como fuere, Papa Nöel, llega vía Polo Norte la noche del 24 de diciembre dejando sus regalos bajo el árbol de Navidad a niños y personas de buena voluntad por sus buenos actos de todo el año.

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