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jueves, abril 24, 2025

Un retiro espiritual para jóvenes que no deja de crecer

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En concomitancia con la partida del Papa Francisco hay otro hecho que llama la atención. Cada año, cientos de adolescentes participan del Pascua Joven San Isidro, un retiro de Semana Santa. “Buscan darle sentido a sus vidas”, explicaron. El impactante efecto de la Pastoral de la Escucha

Este año fueron más de 1600 chicos del secundario que fueron con sus mochilas pesadas, bolsas de dormir y hasta colchones enrollados. Y tienen que pagar. El lugar es el campo y alrededores del Colegio Marín El relato de María Nöllman de La Nación es esclarecedor. “los chicos serán divididos en pequeños grupos con otros adolescentes desconocidos, chicos de otras localidades, quizás con otras realidades de vida. Tan solo 24 horas después, durante la adoración nocturna al Santísimo, algunos de ellos estarán emocionados hasta las lágrimas y abrazarán a los chicos que hasta hace poco eran desconocidos o a sus amigos, en un inmenso galpón a oscuras. Una postal que seguramente el día anterior, mientras hacían la fila para ingresar al retiro, no hubiesen imaginado”.

“El hecho de que más de 1600 chicos paguen para pasar Semana Santa acá es muy fuerte”, asevera Andrés Sensini del colegio Carmen Arriola Marín.

Estas son imágenes que se repiten año a año, en Pascua Joven San Isidro, el retiro de cuatro días para adolescentes con más de tres décadas de historia que, además de ser el evento más convocante de la diócesis, es un llamativo fenómeno religioso y social a nivel nacional.

La mayoría de los coordinadores no tiene más de 20 años, y, junto con un coro congregan multitudes dispuestas a dormir en el piso de un aula o gimnasio durante cuatro noches, hacer largas filas para recibir su ración de comida y pasar las tardes entre actividades, celebraciones y charlas con chicos desconocidos, tomando mate con galletitas surtidas y alfajores Guaymallén.

La convocatoria había caído tras la pandemia, pero hace dos años que comenzó a reactivarse y, desde entonces, recibe cada año a más y más chicos. Y no solo de zona norte de Buenos Aires: pese a que en los últimos años han abierto retiros juveniles similares en distintas diócesis del país, inspirados en la Pascua Joven de San Isidro, la de san Isidro sigue recibiendo cientos de chicos de distintas localidades de la provincia bonaerense, y hasta de provincias como Córdoba y Tucumán.

¿Qué vienen a buscar? La pregunta enmudece por unos segundos a los chicos. Tras la pausa inicial, las respuestas oscilan entre “a Dios” o “una experiencia diferente”, y “porque me lo recomendaron” o simplemente “porque mis amigos venían”.

Frente a la misma pregunta, los organizadores y los adultos a cargo son más frontales: hablan de las inquietudes religiosas de los jóvenes y de sus búsquedas existenciales. Pero también estos retiros sirven para sacar a flote los otros temas: la soledad, la angustia y las inseguridades de los chicos, todas cuestiones propias de la edad que ven exacerbadas por un especie de clima de época que tiene entre los principales responsables el exceso de uso de redes sociales.

“Después de tres años organizando Pascua Joven estoy convencido de que muchos chicos están buscando darle sentido a sus vidas. Los chicos nos dicen un montón ‘me siento vacío’. A veces sienten que su valor depende de cuantos likes tienen o de su vida en las redes sociales. Tienen necesidad de ser comprendidos, amados, no juzgados”, sostiene el presbítero Juan Pablo Pando, más conocido como padre Juampi, vicario de la catedral de San Isidro y organizador general de la Pascua Joven sanisidrense. “Una vez que van ganando confianza en lo que ellos son, se animan a más: aprenden que el dolor no tiene la última palabra, que Dios les regala la esperanza”, dice.

Una de las experiencias más fuertes está resumida en la expresión Pastoral de la escucha. “Los chicos se sientes solos a pesar de que hoy están más comunicados que nunca. También sufren por sentirse incomprendidos por sus padres y por la falta de vínculos genuinos”, sostiene Sofía, una de los más de los 80 adultos que, durante toda la Semana Santa, se turnan para escuchar a los adolescentes. La actividad que ella practica hace seis años dentro del retiro, conocida dentro de la Iglesia como Pastoral de la Escucha, consiste en sentarse en medio del patio con una silla vacía al lado, a la espera de que alguno de los adolescentes que así lo desee se siente a hablar con ella.

La cronista consigue reflejar lo que dicen los protagonistas: “Acá se viven cosas muy fuertes”, sintetiza uno de los chicos, de 18 años, oriundo de Vicente López, tras salir de la celebración del Jueves Santo. “No es solo lo que vivís por dentro en los momentos de reflexión, también es lo que compartís con tu grupo, chicos que muchas veces están pasando por lo mismo que vos”, explica.

La mayoría de chicos participa de actividades en sus parroquias, como los cursos de confirmación, también participan de Pascua Joven muchos adolescentes sin experiencia dentro del catolicismo, quienes “descubren acá un Jesús amoroso, un Dios que los ama tal como son, lejos de los prejuicios que muchas veces tienen sobre la Iglesia”.

En Pascua Joven no está prohibido el uso de celulares. Pero se pide que no recarguen.

Hay muchos que vienen a Pascua en búsqueda, con hambre de sentido. “Muchas veces, charlando, te dicen: ‘Yo vine vacío y me voy con la certeza de que Dios me quiere y, por ende, me hace salir distinto. También hay veces que te comentan que sienten que Jesús los invita a vivir de una manera diferente a la que vienen viviendo”.

En muchas partes (también en Misiones) ha habido movimientos de retiros espirituales como De Posta (parecido al Pascua Joven) y Cursillos de cristiandad De Colores (para matrimonios y personas mayores). Una iglesia que intenta renovarse y sale a buscar a los jóvenes. Y estos responden.

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