El gobierno nacional encabezado por Javier Milei y Luis Caputo decidió bajar a 0 el impuesto a las exportaciones de granos (soja, maíz, trigo, etc) así como de carne vacuna y aviar. Buscaron ingresar 7 mil millones de dólares y -de paso- descomprimir la presión sobre la divisa norteamericana cuya cotización perforó el techo de la banda oficial. Ahora, bajó. Pero la promoción apenas duró 72 horas. Quejas y críticas
El Gobierno nacional informó que hasta el 31 de octubre quedaban eliminadas las retenciones para las exportaciones de granos. La medida fue anunciada el lunes 22 de septiembre por el vocero presidencial, Manuel Adorni, quien dijo que la medida —que iba a impactar hasta cinco días después de las elecciones nacionales— busca “generar mayor oferta de dólares durante este período”. Así, Economía bajaba a cero las retenciones a la soja, el maíz, el trigo, la cebada, el sorgo y el girasol y a los subproductos derivados de los mismos. Luego se anunció que también las carnes que el país vende al exterior (bovina y aviar) también entraban en la promoción. Pero el veranito financiero para los exportadores (en realidad los grandes ganadores fueron los pools de exportación y no tanto los productores) duró menos de tres días. Para el miércoles se había anunciado que el cupo de 7 mil millones de dólares ya estaba cubierto. Y que por lo tanto, se acababan las retenciones 0.
Luego de un aluvión de negocios anotados entre los agroexportadores, la agencia recaudadora (ARCA) anunció en horas de la noche del miércoles 24 de septiembre que se completó el cupo, y por ende finalizaba el período de «retenciones cero» para los agroexportadores.
Desde ahora, los negocios que se pacten y se anoten como venta al exterior, volverán a tributar los valores previos a la medida: 26% para la soja, 9,5% para maíz y sorgo, y 5,5% para el girasol.
El resumen lo dio Ezequiel Tamborini del sitio Bichos de Campo: «Los primeros dos días de vigencia de facto del régimen de suspensión de retenciones fueron la luna de miel. En el tercer día apareció la sorpresa y luego la decepción. Ahora tenemos por delante varias semanas de bronca y frustración».
Entre las compañías que más rápido aprovecharon la medida se destacaron Bunge, LDC y COFCO, seguidas por Viterra y Cargill. Entre las firmas nacionales, Molinos Agro y Aceitera General Deheza se ubicaron en los primeros puestos, junto con la cooperativa ACA.
Debido a la corrida cambiaria y desajustes en la cotización del dólar, el gobierno nacional recurrió a esta jugada: eliminar el impuesto a las exportaciones para ingresar dólares más rápido.
Así las autoridades habían dispuesto que no le cobrarían retenciones a los granos hasta el 31 de octubre o hasta que se concreten declaraciones juradas de exportación por u$s 7 mil millones, lo que ocurriera primero. La medida busca generar una mayor oferta de dólares luego de varios días de suba que llevaron la cotización oficial a $1.515 y le provocaron pérdidas de más de USD 1.100 millones en las reservas del Banco Central.
Queda claro pues: La apuesta oficial es que el campo acelerara las ventas externas y eso se traduzca en un mayor ingreso de dólares al Banco Central, que atravesaba semanas de presión por la falta de reservas. Al haber más dólares en la reserva hay mayores posibilidades de que su cotización no se dispare. Y eso es lo que ocurrió. En el primer día del anunció, la cotización de la divisa estadounidense retrocedió 85 pesos del valor de su cierre el viernes 19 de de septiembre.
El sector exportador genera u$s 48.000 millones con las cadenas de granos y carnes con un 75% de aporte de esa cifra y que la medida del Gobierno “busca dotar de una mayor competitividad a uno de los sectores productivos más dinámicos y relevantes del país”.
Desde el ámbito oficial, se destacó que en este tipo de coyunturas (restricción de fondos), los gobiernos buscan aumentar la recaudación con más impuestos o imprimiendo billetes (o eventualmente, contrayendo deudas con el exterior). En este caso, se decidió por una medida diferente: se bajan los tributos.
Las entidades intermedias del sector primario pidieron al igual que la oposición que la quita de retenciones sea permanente, algo que por ahora, parece no va a llevarse a cabo.
A la mayoría de la gente en el país, la medida no les va a afectar. En cambio, si el gobierno decidiera bajar el IVA de 21 por ciento al -por caso- 15%, el impacto sería inmediato. Y muy fuerte. Es notable cómo las autoridades no la ven si se parafrasea una expresión usada en el mileismo. Este fenómeno es conocido en las ciencias económicas como la curva de Laffer.
En algún momento un economista llamado Arthur Laffer lo demostró con su famosa curva en un gráfico: cuando se aumentan los impuestos llega un punto en que el contribuyente directamente deja de pagar. Abandona. Y el proceso inverso genera el efecto de que cuando se bajan los impuestos (con tendencia a la eliminación) la recaudación aumenta en mucho mayor proporción que la disminución aplicada.
Por lo pronto, la promesa electoral de Javier Milei de bajar los impuestos duró en este caso apenas un poco más de 48 horas. Y cómo cuando hay menos impuestos la economía se mueve mucho más.