Se trata de Sarah Mullally. El nombramiento marca un avance en la inclusión femenina y será oficializado en enero de 2026 tras la aprobación de Carlos III. La nueva arzobispa reconoció la «gran responsabilidad» de su nuevo cargo, debido a un escándalo de encubrimiento de abusos de menores que sacudió a la institución.

La obispa de Londres, Sarah Mullally, fue nombrada el viernes 03 de octubre arzobispa de Canterbury, con lo que se convierte en la primera mujer que encabeza la Iglesia Anglicana, que tiene muchos contactos con la Iglesia Católica. De 63 años, enfermera y madre de dos hijos, Mullally sustituye a Justin Welby, que se vio obligado a renunciar en noviembre de 2024 debido a su gestión de un escándalo de agresiones físicas y sexuales. En un comunicado, la arzobispa reconoció la «gran responsabilidad» de su nuevo cargo, aunque declaró que siente una sensación de «paz y confianza en Dios» para cumplirla.
Obispa de Londres desde 2018, Mullally ha defendido varias causas liberales dentro de la Iglesia, incluida la autorización de bendiciones para parejas del mismo sexo en uniones civiles y matrimonios. La flamante líder espiritual del anglicanismo posee una comunidad que reúne a 95 millones de personas de 165 países diferentes.
“Se trata de una enorme responsabilidad, pero la asumo con una sensación de paz y confianza en Dios, que me guiará como siempre ha hecho”, ha declarado Mullally tras conocer su designación.

El nombramiento fue aprobado por Carlos III, gobernador supremo de la Iglesia y la confirmación oficial se realizará en enero de 2026, cuando el Colegio de Cánones de la Catedral de Canterbury formalice su entronización.
De la enfermería a la cúpula de la Iglesia
La carrera de la arzobispa es singular dentro de la Iglesia. Antes de su ordenación como directora nacional de enfermería del Gobierno británico, convirtiéndose en la persona más joven en ocupar ese cargo, recibió la distinción de ‘Dama’ por su contribución a la profesión.
“A lo largo de mi carrera en la enfermería y en el ministerio cristiano he aprendido a escuchar profundamente, tanto a las personas como a los suaves impulsos de Dios, buscando unir a la gente y traer esperanza y sanación”, expresó Mullally.
Ordenada sacerdotisa en 2002, inició su labor pastoral en la diócesis de Southwark y en la Catedral de Salisbury (sur del Reino Unido). En 2015, fue consagrada obispa sufragánea de Crediton, y en 2018, se convirtió en la primera mujer obispa de Londres.
Encubrimiento de 130 abusos de menores
Welby, de 68 años enfrentó días de presión para que renunciara tras las acusaciones de que su institución encubrió agresiones físicas y sexuales de menores por años.
Entre la década de 1970 y mediados de la de 2010, John Smyth, un abogado que presidía una organización benéfica vinculada a la Iglesia anglicana y que organizaba campamentos de vacaciones, abusó sexualmente de 130 niños y jóvenes en Reino Unido y luego en África, en particular en Zimbabue y Sudáfrica, donde se instaló y murió en 2018 sin ser juzgado.

La institución fue informada oficialmente de estos hechos en 2013, pero muchos responsables los conocían desde la década de 1980 y los mantuvieron en silencio como parte de una «campaña de encubrimiento», concluyó una investigación encargada por la propia Iglesia anglicana.
“Como Iglesia, con demasiada frecuencia, hemos fallado en reconocer o tomar en serio los abusos de poder en todas sus formas”, reconoció Mullally en su discurso.
La elección de Mullally representa, por otro lado, un avance histórico en la inclusión de las mujeres en la jerarquía anglicana. La Iglesia comenzó a ordenar a mujeres sacerdotes en 1994 y a obispas en 2015. Hoy en día, son más de 40 mujeres de entre los 108 obispos que hay en Inglaterra, con una proporción similar en sacerdotes.
Mullally ha defendido un enfoque pastoral respetuoso y abierto a la diversidad, apoyando las oraciones de bendición para parejas del mismo sexo y reconociendo la pluralidad de opiniones dentro de la Iglesia. “En una era que ansía certidumbres y tribalismo, el anglicanismo es capaz de ofrecer algo más silencioso, pero más fuerte”, reflexionó la nueva arzobispa.
Fuentes: DW e Infobae