Se trata de Inés, Érica y Lucía tres hermanas de una localidad cercana a Puerto Rico quienes crearon By Melda Clothes una marca de indumentaria femenina con la que rinden homenaje a su mamá, siempre apasionada de la costura
En tiempos de internet y redes sociales, todo suele potenciarse de una manera explosiva. Para lo bueno y para lo malo. En este caso para lo primero. Un trío de hermanas que ya dejaron la vida activa como docentes decidieron que «algo tenían que hacer» y en una doble jugada, homenajearon a su madre Imelda Brandt quien falleciera hace apenas un año y empezaron con la confección de prendas femeninas como pantalones, camisas, remeras, conjuntos, shorts, bermudas, blazers, camisas entre otras. Pero a este accionar bastante usual de muchas personas le agregaron el toque local que es donde aparece internet y sus redes sociales. En medio de la venta de sus productos las hermanas van mostrando cómo era y cómo es la vida en la chacra misionera. Y eso terminó por viralizar sus videos de una manera impensada por ellas. Este año llegó el boom de sus videos en Instagram. No fue fácil amigarse con la cámara y con las redes sociales, pero la gente quería saber sobre su vida, según relató María Elena Hipólito en El Territorio al hacerles una nota.
Se trata de un buen golpe (o varios) de efecto. Mientras muestran su hábitat natural en la chacra, van exhibiendo las ropas confeccionadas por ellas: se vuelven a la vez presentadoras y modelos de sus creaciones. El combo ha devenido en resultados excelentes.
“Nosotras como que hasta ahora todavía no lo podemos creer. Por ahí hay gente que nos ve, nos mira y se ve que nos reconocen. Tenemos muy buenas devoluciones. Las que compran, agradecen; les gusta, vuelven a comprar. Las clientas de otros lugares que nos compraron, ya volvieron a comprar”, admitieron.
Actualmente, no venden sólo en Puerto Rico, sino a todo Misiones, el país y hasta reciben consultas desde Paraguay, Chile y Estados Unidos. Eso a partir de este año gracias al boom de sus videos en Instagram. No fue fácil amigarse con la cámara y con las redes sociales, pero la gente quería saber sobre su vida.
Y no fue fácil
Orlando Seidel quedó prendado por los encantos de Imelda Brandt. Ella iba a ser su amor de toda la vida. Y así fue. Después que vovlera del servicio militar, noviaron. Hasta que al fin rumbearon para la capilla de la colonia Línea Paraná, en cercanías a Puerto Rico. Y una vez casados, empezaron a llegar los hijos: fueron nueve en total (cinco varones cuatro mujeres). Y la vida en la chacra no iba a ser fácil.

No sólo los varones, las niñas desde muy pequeñas tenían que trabajar: “Éramos nueve, todos trabajaban en la chacra, no había un sueldo fijo. Se dependía de lo que hacíamos, del clima, del tiempo, porque una cosecha se perdía y había que salir adelante. Era duro, lloviera o no lloviera, había que salir, había que trabajar, con frío, con calor”, compartió Inés.
Hoy muchos puristas pondrían el grito en el cielo y todo eso del trabajo infantil. Pero en la chacra eso no existía. Todos tenían que aportar. «Tenía 4 años cuando empecé a ir a ordeñar vacas, obvio, ordeñaba una sola. Pero era esto de enseñar a trabajar, el horario, levantarse, no quedarse en la cama. Después de eso desayunábamos y nos íbamos a la escuela”, rememoró Lucía.
Uno de los ingresos económicos de la familia era la venta de leche recién ordeñada. Entregaban 40 ó 50 litros diarios a un revendedor que iba a hacer la entrega al pueblo. Y esa leche tenía que estar ordeñada bien temprano. A la gente le gusta tener la leche fresca (aunque hay que hervirla antes) al momento del desayuno.
¿Cómo era la vida en la chacra misionera de hace 60 ó 70 años? Allí se plantaba mandioca, se cosechaba tung, arroz, maíz, yerba y siempre tenían animales: vacas, cerdos, gallinas: las proteínas necesarias para una dieta equilibrada, casi todo lo que se consumía se producía allí. El modelo de la chacra multiproductiva de Misiones viene de lejos.

Las hermanas recuerdan y comparan: «No existían los domingos para nosotros. Después, en el secundario, escuchábamos a nuestras compañeras que se levantaban a las 9; para nosotros eso era impensado. Pero teníamos todas las otras satisfacciones”.
Y claro, en el ámbito hogareño, Imelda era la gran reina: ella era la gran cocinera y la modista que confeccionaba la ropa de los integrantes del hogar. Fue siempre autodidacta y lo primero que aprendió lo hizo de la mano de una de sus hermanas mayores que sí habían podido estudiar,recuerda la nota de Hipolito. “Ella no fue a una escuela de costura; le gustaba coser y le hubiera gustado aprender. Pero para ese entonces, estamos hablando de noventa años atrás, era de familia muy humilde, vivían en Porto Londero (Brasil)”, sostuvo Lucía.
Y claro: La gran alegría para las mujeres de la casa era cuando veían llegar la camioneta del vendedor de telas (el macatero, se les solía llamar) porque significaba ropa nueva para todos. Eso sí, todas con la misma tela. Imelda cosía a la siesta o por las noches y era la única que podía hacer los pantalones con bolsillos grandes tal y como le gustaban al marido. “Aprendió con la máquina de su mamá, nuestra abuela, que tenía una manivela, con una mano se giraba y con la otra se manipulaba la tela, no tenían pedales. Si uno se tiene que imaginar no sé cómo lo haría”, se admiraron.
Así, había tiempo para la lectura también.Y se compraba, claro está, El Territorio de los domingos. Orlando, cabeza del hogar y ferviente lector de El Territorio, se interesaba por las noticias de política y las referidas al agro. “Justo estos días nos estábamos acordando que en la última hoja estaban las siete diferencias y nosotros los más chiquititos teníamos que buscar. Inés me acuerdo que hacía el crucigrama. Papá era un gran lector y (eso que) tenía hasta sexto grado”, compartieron.

La ropa que confeccionan las hermanas Seidel están pensadas para mujeres desde los 25 años, no hacen ropa para adolescentes, lo que no quiere decir que a alguna de ellas no le gusten los modelos.
Son prendas únicas, irrepetibles, las prendas estampadas no se producen en serie y tampoco toman medidas, los talles que salen son los que más se venden.
“De las estampadas compramos pocos metros, tres, como mucho cinco en algún momento porque si no uniformamos a todo el pueblo. Con las lisas no hay problema. Lo que es básico, como las remeritas de morley, sí se repiten”, dijeron entre risas.
Actualmente, no venden sólo en Puerto Rico, sino a todo Misiones, el país y hasta reciben consultas desde Paraguay, Chile y Estados Unidos. Eso a partir de este año gracias al boom de sus videos en Instagram. No fue fácil amigarse con la cámara y con las redes sociales, pero la gente quería saber sobre su vida.
Bymelda.com.ar
El local abre de lunes a sábados de 6 a 12. También se puede comprar online en la página bymelda.com.ar.
En Instagram las encuentran como @bymeldaclothes.
Fuente: El Territorio e Instagram