Pudo sobrevivir. A los torpedos que partieron el barco. A la desesperación, a salir a cubierta. A lanzarse al mar dentro de una balsa. A 36 horas flotando a la deriva. A una tormenta feroz. A 20 grados bajo cero. Fue uno de los ocho misioneros que estuvo en el hundimiento del buque de guerra. Y está aquí para contarlo. Es ése que se ve en la foto, el primero de la izquierda envuelto en una manta. Recién rescatado