En El Tesoro de los padres todas (o casi) las historias confluyen en un final. El epílogo pone cierre a los diversos destinos de los protagonistas. Y trata de explicar algunas cuestiones sobre los bebés y París
Una simple llamada puede devolver el alma al cuerpo. Y las acciones se precipitan y se decantan en el Tesoro. Y los protagonistas entienden qué están haciendo ahí.
Cada uno puede estar en lo suyo. Pero siempre habrá alguien que esté observando el paisaje completo. Alguien que viene del fondo de la historia y que mezcla la historia de los jesuitas de hace tres siglos con otras narraciones más recientes. ¿Y si en ese debate intelectual en la TV se mezclan una rebelión en un penal, una batalla de comparsas y un eventual enfrentamiento de fuerzas armadas y narcotraficantes? ¡Tenemos el caítulo 18 de El Tesoro...!
En San Ignacio pasan cosas por tierra y por agua. En las ruinas y en el Peñón del Teyù Cuaré... ¡Hasta puede haber un hallazgo que sorprenda a muchos en medio de la selva! Entre comparsas y preparativos para un enfrentamiento entre fuerzas de seguridad y los narcotraficantes, nada menos
Las noticias sobre Misiones ya llegan al ámbito nacional. Qué está pasando en San Ignacio. Y en un diario local se hacen eco de estos movimientos. Los jóvenes que huyen están ante un nuevo (e inesperado) desafío. ¿Qué puede depararles el participar en una comparsa? En la novela El tesoro de los padres puede pasar de todo hasta una comparsa dirigida por una intendente que se baila todo
Cuando uno se escapa no anda con miramientos. Trata de zafarse de lo que sea. Mientras otros tratan de encontrar a los que están escapando. Y en el medio, los que reflexionan sobre alquimias y sudarios...
Tras su escape, Gilles y Linda Celeste pueden al fin salir del túnel en que se habían metido. Y hay un programa de TV con comidas y recetas regionales...
El destino de la joven secuestrada parece ser junto al gran arroyo que corre cerca de San Ignacio. Hacia allí se dirigen sus secuestradores mientras en el ámbito diplomático los contactos crecen y hasta interviene la embajada francesa porque GIlles Bechardié no aparece