Se llama Tinka y es la única fábrica de bolitas de América del Sur. Sobrevivió a muchas crisis. Pero la pandemia la tuvo a mal traer. En septiembre volvió a abrir y así como las cocineras usaban sus bolones para que el dulce leche casero no tuviera grumos, las bolitas volverán en 2021 a su campo natural: las escuelas en el bolsillo de los chicos, claro está