"Sí, lo llevábamos para venderlo. Se paga bien", admitieron casi sin culpas los dos traficantes de fauna detenidos por la Gendarmería. Un joven y hermoso ejemplar de tucán iba en el asiento trasero adentro de una caja de cartón.
En una chacra privada; de un vehículo particular: nada importó. Lo bajaron a los tirones y amenazando con usar el arma y por si fuera poco, al grito de advertencia "¿querés morir por una yerba que ni es tuya?"
En la localidad más oriental del país, se reunieron los suboficiales quienes se llegaron junto a sus familiares. Un reencuentro a pura emoción y que llegó a su quinta edición