Protegía a los suyos. Recibió un disparo en la pierna y luego una descarga en el rostro. Murió como siempre lo soñó: defendiendo la patria. En sus bolsillos, las cartas que no había enviado a su novia y a su padre son conmovedoras. Toda la historia.
La indiferencia no es opción. El pueblo argentino en su totalidad debe reconocer a los héroes. Esos jóvenes que fueron a poner el pecho a las balas enemigas y en muchos casos dar su vida por la patria. El homenaje es merecido e insuficiente. Nunca alcanzará. Pero conviene hacerlo mientras muchos de ellos estén con vida. El caso del soldado Poltronieri es paradigmático