La historia de Valerio Oliva Forestal está mixturada con la de Misiones. El mendocino se instaló en Garupá en 1956. Nunca dejó de trabajar. Tampoco su hijo Edgardo. Ahora, las nietas de Valerio, Silvina, Agustina y Cecilia siguen en el directorio y manejando una firma forestal con una impronta femenina muy importante