"Sí, lo llevábamos para venderlo. Se paga bien", admitieron casi sin culpas los dos traficantes de fauna detenidos por la Gendarmería. Un joven y hermoso ejemplar de tucán iba en el asiento trasero adentro de una caja de cartón.
Jugaba al fútbol con sus amigos hasta que el tucancito (que probaba sus alas) aterrizó en medio de la canchita. No dudó un instante; lo llevó a su casa y preguntó a sus hermanos mayores qué hacer