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viernes, noviembre 14, 2025

El doctor Raúl Gieco, alias el León del rock

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Había nacido en Cañada Rosquín y se fue a Buenos Aires. Trabajaba en la telefónica ENTel. Un día vio en la tele de una mueblería a un músico que tocaba y cantaba sus propios temas mientras iba rasgando la guitarra y haciendo sonar su armónica. «Eso quiero ser», se dijo.

León Gieco empezó en el rock nacional a fines de los años 60 y comienzos de los 70. Luego fue mutando y quedó en un limbo donde nunca fue del todo del folklore nacional pero tampoco pudo volver al rock que lo acobijó en sus comienzos. Él siempre se sintió un Salieri de Charly (García) al que le robaba melodías.

Era un jovencito llegado del campo más rural de Santa Fe. Había nacido en Cañada Rosquín y había vivido toda la cultura gringa. Algo que se plasma en el gran tema «La carneada» donde contaba esos avatares.

¿De qué trataba el tema’

«Cuando era chico vivía en el campo
De abuelos casi italianos
Primas y primos de nueve hermanos
Vacas, perros y caballos

Y de los campos vecinos venían
Con sus familias a visitarnos

Dos veces al año
Se hacían carneadas
Y de a cinco chanchos mataban

Cómo gritaban los pobres colgados
Era la comida del año
Un acordeonista y un baterista
Paso doble, tarantela, ranchera y vals

Ay, ay, cómo se armaba
Tanta fiesta en un fin de semana
Ay, ay, cómo se mezclaban
Tías, primas, hijos, hermanos y cuñadas

Asado y vino, cartas y tabas
Y de día la luz del sol
Panes al horno a las seis de la tarde
Y después a la luz del farol

Cuando venía la noche era más lindo
Por lo que aguardaba
La oscuridad

Ay, ay, cómo se armaba
Tanta fiesta en un fin de semana
Ay, ay, cómo se mezclaban
Tías, primas, hijos, hermanos y cuñadas

Cuatro olivos
Veinte mandarinos
Tres palmeras, paraísos y eucaliptus

Trigales altos, maizales y alfalfa
Siempre se buscaba a alguien que no estaba
La bagna cauda y canzonetas italianas
A tres voces altas, medias y bajas

Ay, ay, cómo se armaba
Tanta fiesta en un fin de semana
Ay, ay, cómo se mezclaban
Tías, primas, hijos, hermanos y cuñadas

Cómo extraño esa vida del campo
Y a una prima que la llevo acá»

Ese es el León Gieco niño y joven.

Pero después se fue a Buenos Aires. Aunque sus sueños eran pequeños. “En mis inicios yo solo quería grabar un disco, formar una banda, trabajar un poco y volver a mi pueblo a poner una verdulería, un bar o algo que me ayude a sobrevivir. Pero la vida tenía otros planes”, dijo. “Como aquella profesora que me marcó y me dijo al oído –A este muchacho lo tomaremos en cuenta– yo les agradezco a ustedes hoy por tenerme en cuenta. Gracias por este doctorado que me honra tanto”, afirmó.

Estos días fue reconocido en la UNaM como un doctor Honoris Causa y bien merecido para el gran León.

Iba a trabajar en la vieja ENTel. Y se quedaba mirando la tele de los años 60 en la vereda de una mueblería. Y de repente aparecía un muchacho con una guitarra y una armónica. Y cantaba. Lo llamaban Bob Dylan y lo que hacía era un género nuevo: el folk rock que lo había inventado él mismo.

«Eso quiero ser», se dijo. Y se fue arrimando a los muchachos que estaban ayudando a parir el gran movimiento de rock nacional. Ya Charly García y Nito Mestre había editado Vida con Sui Generis y habían ayudado a Raúl Porchetto para sacar Cristo Rock (allí, León entró a grabar con su armónica). Y luego estuvo con ese prohombre del rock, Litto Nebbia y cuando León se acercó a un sello discográfico le dijeron: «Nos gustás vos, pero grabarás los temas que te damos: vos le ponés tu guitarrita y la pinta. Pero tus temas, no».

León Gieco junto a un irreconocible Litto Nebbia sin barba en los años 70

Ahí Litto Nebbia le dijo: «Mirá León si hacés eso, no vas a ser más mi amigo. Vamos a grabar tus propios temas y nosotros te bancamos». Y ahí fueron en patota al sello Music Hall (MH) que promovía artistas locales por sobre todo. Y ahí parió el primer disco del joven de Cañada Rosquín.

Ya nunca más iba a volver a poner una verdulería en su pueblo natal.

Su ascenso fue notable y pocos años después ya junto a Charly, Nito y Porchetto sacaron el disco PorSuiGieco.

Ya estaba pergeñando su gran éxito de inmortalidad: Solo le pido a Dios en su cuarto álbum de estudio. Y en ese mismo disco se uniría a Antonio Tarragó Ros para hacer Cachito campeón de Corrientes y un chamamé de aquellos. Pero eso también implicará un involucramiento mayor con las líneas folklóricas del país y menos rock.

Cuando en Posadas recibió el título honorífico volvió a sus raíces: “Quiero dedicar este reconocimiento a mi maestra y profesora de música, que fueron la misma persona durante mi primaria y secundaria. Vengo de un pueblo chico, y ellas me enseñaron todo lo que hoy soy. Todos están en mis recuerdos son musicales. Mi papá me regaló un pequeño acordeón verde, y mientras él ordeñaba, cantaba coplas. Me hacía poner un vaso de vidrio en el suelo y jugaba a llenarlo con la leche mientras cantaba canciones. Así aprendí que la música estaba en todo”, contó.

Para finalizar sus palabras durante la ceremonia, Gieco compartió un mensaje que le transmitió el gobernador de Misiones, Hugo Passalacqua a través del ministro de Cultura, Joselo Schuap: “León no tiene idea de lo que significó para mi generación cuando el pueblo luchaba por la recuperación de la democracia en 1983. Él y otros como él pusieron su arte, su energía y su compromiso para que eso suceda. Esas fueron las palabras que me envió el Gobernador de Misiones, a quien agradezco enormemente”.

Durante la ceremonia, el Ministro de Cultura de Misiones subrayó el valor simbólico de que una Universidad Pública y Federal reconozca a Gieco con el título de Doctor Honoris Causa. “Tiene una significación muy especial. León ayudó a construir la democracia desde su lugar, a defenderla ante todo poniendo en juego incluso su vida y la de su familia. Este reconocimiento es también un homenaje a ese compromiso reflejado a través de sus canciones”, afirmó.

“Si hay alguien que le dio oportunidades a mucha gente, fue justamente León. Invitó a cantar a jóvenes, a personas con discapacidad, y siempre admiró y respetó a los grandes creadores de nuestra tierra, como Ramón Ayala. Ese respeto es un símbolo de su amor por el país y por nuestra provincia y eso se reconoce hoy también a través de esta mención especial”, afirmó.

Durante la ceremonia, el Ministro de Cultura de Misiones subrayó el valor simbólico de que una Universidad Pública y Federal reconozca a Gieco con el título de Doctor Honoris Causa. “Tiene una significación muy especial. León ayudó a construir la democracia desde su lugar, a defenderla ante todo poniendo en juego incluso su vida y la de su familia. Este reconocimiento es también un homenaje a ese compromiso reflejado a través de sus canciones”, afirmó.

“Si hay alguien que le dio oportunidades a mucha gente, fue justamente León. Invitó a cantar a jóvenes, a personas con discapacidad, y siempre admiró y respetó a los grandes creadores de nuestra tierra, como Ramón Ayala. Ese respeto es un símbolo de su amor por el país y por nuestra provincia y eso se reconoce hoy también a través de esta mención especial”, afirmó.

El acto que tuvo lugar en el auditorio Tierra sin Mal de Posadas, contó con la presencia del vicerrector de la UNaM, Sergio Edgardo Katogui, el presidente del Instituto Nacional de la Música (INAMU), Bernabé Cantlon, entre otras autoridades de la institución educativa.

Al cierre del acto, el cantautor ofreció un emotivo repertorio que incluyó temas emblemáticos como “La memoria”, “Solo le pido a Dios”, “El desembarco” y, para culminar, la resonante “Como la cigarra”, que pertenece a María Elena Walsh

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